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Descorrelacionando carteras con Asia, el continente de las oportunidades

Nos adentramos en el cierre del primer semestre del año y la incertidumbre está siendo la tónica en los mercados financieros en el 2022. Asistimos a un complicado contexto macroeconómico no visto en décadas. La fuerte incertidumbre geopolítica vino provocada por el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania. A ello se suma la situación macroeconómica y las subidas de tipos de interés que están provocando un verdadero terremoto dentro de la renta fija y de la renta variable, como evidencia la caída del sector tecnológico. Parece difícil generar rentabilidades positivas en este contexto.

Sin embargo, es importante mantener siempre la calma ante este tipo de situaciones y poner el foco en lo que controlamos como inversores: en qué sectores invertimos, en qué tipo de compañías y en qué regiones lo hacemos.

Conviene recordar que, por un lado, los mercados llevan sufriendo desde hace meses innumerables episodios de alta volatilidad y supuestas correcciones, que no hacen más que provocar miedo y desconfianza en los inversores. En los mercados de renta fija, después de más de una década de tipos de interés cercanos a cero e incluso negativos, las subidas anunciadas por los bancos centrales están haciendo mermar las expectativas de crecimiento futuro de las compañías.

Por otro lado, nos encontramos ante unos niveles de inflación extremos, no vistos en cuatro décadas. La sombra de la estanflación atemoriza a multitud de inversores. En aquella ocasión, los activos que salieron vencedores fueron los valores value, las small caps, y los valores centrados en energía que pueden indicarnos lo que merece la pena sobreponderar.

Otro fenómeno para tener en cuenta es la desglobalización, que ha quedado patente tras el inicio de la guerra.

La búsqueda de la soberanía energética por parte de los países para no depender de terceros (como les pasa a muchos países europeos con Rusia) así como obtener cierta autonomía en cuanto a la producción para evitar la interrupción en las cadenas de suministros, es algo que hoy muchos países anhelan.

Ante este panorama, hay una región que permanece más apartada de los elementos macroeconómicos.

Hablamos de Asia, el continente de las oportunidades en la actualidad y de los próximos años. En las últimas dos décadas, Asia se ha convertido en una potencia del crecimiento mundial, en la que se encuentra el 60% de la población, lo que equivale a 4.500 millones de personas. Es importante resaltar que en el continente asiático se encuentran el 60% de las compañías cotizadas en el mundo con una capitalización superior a 50 millones de dólares.

Una de las claves de su crecimiento futuro es que cuentan con una población más joven y más digital, lo que se traduce en una gran cantidad de millennials en la región.

Por arrojar un dato, se encuentran 800 millones de millennials versus los 66 millones y 60 millones que hay en Estados Unidos y Europa respectivamente. Se están convirtiendo en los consumidores más impulsivos del mundo y la mayoría esperan vivir mejor que sus padres. Trasladando esto a las telecomunicaciones, Asia tiene más de 4.000 millones de suscripciones a teléfonos móviles y más de 2.000 millones de usuarios de Internet, más que cualquier otra región en el mundo.

Todo esto se ve también reflejado en el auge de las clases medias, un amplio grupo de poder adquisitivo y con preferencia por las marcas locales que va ligado al fenómeno de urbanización de la región. Si miramos las cifras, Asia cuenta con más de 300 ciudades con 1 millón de habitantes, en contraste con Estados Unidos que cuenta con 10 ciudades y Europa con 18 ciudades.

Otra de las claves sin duda es la tecnología.

En los últimos 20 años, la innovación tecnológica ha representado casi un tercio del crecimiento per cápita de Asia y el mercado del comercio electrónico de China ha crecido de ser menos del 1% de las ventas mundiales a ser el mercado más grande del mundo en 2016. Nombres como Alibaba, Sony, Samsung, LG o Huawei son conocidos por todos y cuentan en Asia con un mercado tres veces más grande que el de Estados Unidos.

Sin duda, si a todos estos motivos les añadimos que el crecimiento de las compañías cotizadas en la región desde 2013 supera con creces al resto, la escasa cobertura de análisis por valor para los principales índices bursátiles, que se acrecienta aún más en los valores small y mid cap, y que si nos fijamos en indicadores como el PER y el PER de Shiller, podemos observar que el mercado asiático es el más barato si se miran los beneficios a un año. Por supuesto, estos elementos no están pasando desapercibidos para algunos y el crecimiento de campañas activistas en la región así como de recomendaciones de venta están aumentando notoriamente en los últimos años.

Por si fuera poco, uno de los elementos diferenciadores en los que los inversores pueden confiar son las small y medium caps que en el caso de las asiáticas han batido a las large cap el 64% del tiempo durante los últimos 20 años.

Ante la actual desglobalización, la sensibilidad a este proceso es mucho menor en las compañías de pequeña y mediana capitalización, lo que se traduce en menores riesgos y volatilidad. Para más inri, el universo de inversión es aún mayor en este tipo de compañías y como hemos mencionado anteriormente, la cobertura de análisis es prácticamente inexistente. Una de las particularidades de este continente es Japón, país descartado por muchos, pero que desde nuestro punto de vista es una de las joyas de la corona, donde la calidad de los modelos de negocio es tangible.

Por último y no menos importante, no podemos obviar a China.

Aun siendo el país importante que es, circunstancias como la gestión de la pandemia, los cambios regulatorios recientes, las relaciones con Rusia o la pérdida de peso en los principales índices, han provocado que la región del Sol Naciente haya perdido protagonismo entre los inversores.

En definitiva, debemos preguntarnos si los inversores no están perdiendo una gran oportunidad de inversión.

El hecho de que Asia esté infranponderada en los índices bursátiles mundiales y en consecuencia en las carteras de los inversores da motivos para pensar en ello. No obstante, por todo lo expuesto anteriormente, creemos y esperamos que el razonamiento más sensato sea confiar en el stock picking y beneficiarse del crecimiento estructural del mercado asiático.


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