El próximo 19 de noviembre, la ciudad de Alicante se convertirá en punto de encuentro para inversores y profesionales del sector financiero gracias a una nueva Jornada de Asesoramiento Financiero. Un encuentro que busca proporcionar un análisis profundo de las tendencias y estrategias más actuales en un entorno de mercados incierto. Días antes del evento, hablamos con Iván Díez, Country Head Iberia & Latam de LFDE, quien comparte sus perspectivas sobre las políticas monetarias globales y sus implicaciones en renta fija y variable, mesa en la que participará.
Frente a los posibles cambios en las políticas monetarias globales, Iván, ¿qué impacto podría tener en la renta fija y qué estrategias pueden optimizar el rendimiento en este entorno?
Las políticas monetarias están orientadas hacia una relajación, ya que la inflación se encuentra en una trayectoria de normalización. Esta última podría incluso sorprender a la baja, especialmente en la zona euro. En consecuencia, consideramos atractivos los tipos de interés a corto plazo. Los tipos a más largo plazo, en cambio, están cerca de su nivel sostenible a largo plazo. Por lo tanto, no ofrecen mucho potencial de apreciación. Sin embargo, podrían seguir siendo muy favorables en una cartera si se produjera una fuerte desaceleración de la economía mundial.
Aunque este no es nuestro escenario central hoy en día, existe el riesgo de que la inflación vuelva a aumentar, especialmente en Estados Unidos, si las medidas proteccionistas anunciadas por Trump (aranceles, expulsión de trabajadores extranjeros) se impusieran de manera brusca. Los tipos de interés reaccionarían negativamente y la Reserva Federal podría revisar su posición de manera más restrictiva.
Más allá de estas consideraciones sobre los tipos de interés, cabe destacar que los bonos corporativos siguen siendo atractivos en términos de rentabilidad/riesgo, a pesar del nivel bastante moderado de las primas de riesgo. Los bonos high yield, en particular, cuya calidad global ha mejorado y cuyo rendimiento sigue siendo elevado, ofrecen un motor de rendimiento interesante como alternativa a los mercados de acciones.
En cuanto a la renta variable, ¿cuáles son las tendencias clave que los inversores deberían observar, Iván?
Las acciones estadounidenses podrían beneficiarse de las medidas del programa de Trump, en particular de las reducciones de impuestos sobre sociedades. Sin embargo, podrían sufrir una disminución del crecimiento y un repunte de la inflación si las medidas proteccionistas previstas se aplicaran de manera brusca. Es difícil anticipar si un aspecto compensará al otro, en ausencia de precisión sobre las medidas que se tomarán efectivamente. Pero, en un primer momento, la postura ‘pro negocios’ de la administración Trump podría apoyar el sentimiento favorable hacia las acciones estadounidenses, especialmente en las pequeñas capitalizaciones y los bancos, debido a la desregulación anunciada.
En Europa, en cambio, no se espera ninguna buena noticia en particular, salvo un hipotético repunte del crecimiento a raíz de un eventual estímulo chino de gran envergadura.
¿Qué mensaje principal te gustaría compartir entre los asesores asistentes?
Nuestro mensaje es positivo sobre las acciones estadounidenses: las bajadas de tipos deberían apoyar los activos de riesgo, el ritmo económico podría mantenerse en Estados Unidos, impulsado por una administración pro-empresas y anti-impuestos, y el petróleo sigue siendo abundante. Las acciones europeas también son atractivas, especialmente debido a la relajación monetaria esperada y a la posibilidad de un repunte en la actividad industrial, dado el bajo nivel observado en los últimos meses.
Sin embargo, nos mantenemos vigilantes, por lo que no estamos plenamente invertidos, principalmente debido a cuatro factores: el riesgo de un deterioro mayor del empleo en Estados Unidos; el riesgo de medidas proteccionistas que penalicen los costes de las empresas; y la alta valoración de las acciones, especialmente las estadounidenses. Por último, el sentimiento ya es claramente positivo, lo que deja entrever posibles decepciones. Pero en general, las acciones siguen siendo atractivas si el empleo no se deteriora, al igual que los bonos, especialmente los de vencimientos medios y cortos.