Hoy aterriza en Granada una nueva Jornada de Asesoramiento Financiero organizada por EFPA España, donde destacados ponentes del sector, como Juan Carlos García, Client Investments Director en Banco Sabadell, y Sergio Gámez, responsable de ventas institucionales en Lazard Fund Managers, y Baruc Fernández, Senior Sales en DWS, compartirán sus conocimientos y perspectivas sobre el futuro de la renta fija y la renta variable.
Es una de las mesas consolidadas en la agenda del evento, que también abre espacios para el debate sobre finanzas conductuales, uso y herramientas de IA en el asesoramiento financiero y la creciente demanda del cliente en elementos ESG (test de idoneidad).
Patrocinada por Banco Mediolanum, DWS, Lazard Fund Managers, hemos tenido la oportunidad de conversar con Baruc Fernández, quien nos ofrece su visión sobre el actual entorno financiero y algunas de las claves que compartirá en el Barceló Granada Congress.
En este contexto de cambio, Baruc, ¿cuáles crees que son las nuevas oportunidades de inversión y los desafíos que surgirán?
Nos enfrentamos a un entorno en el que los cambios suceden de manera rápida debido, sobre todo, a la facilidad y rapidez de acceso a la información, no siempre contrastada, que tenemos a nuestro alcance.
En base a ello, de cara al nuevo año tendremos desafíos importantes sobre la mesa. Riesgos geopolíticos con, actualmente, dos guerras en curso y la creciente tensión entre China y Taiwán. Unas elecciones presidenciales en Estados Unidos que están incrementando la volatilidad en el mercado. Por el lado económico, vemos como tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo han conseguido ir controlando esa inflación que tanto nos hizo sufrir en los dos últimos años. Si bien ambas instituciones son, y seguirán siendo, muy dependientes de los datos, vemos que la senda de bajadas de tipos ya ha comenzado.
Por el lado de renta fija, el actual posicionamiento de DWS en este entorno económico, es positivo en el tramo de 2 a 5 años de duración y, preferiblemente, por el lado de la calidad y gobiernos. Por el lado de la renta variable hemos visto un giro en el sentimiento de mercado que busca ahora el participar en la renta variable de una manera más conservadora y de valor.
De cara al año 2025, ¿cómo se comportarán la renta variable y la renta fija en los mercados financieros?
Durante el primer semestre del año el S&P 500 tuvo un comportamiento excepcional gracias a esas 5 ó 7 Magníficas. Pero vimos como, en el tercer trimestre del 2024, el S&P 500 equally-weighted tuvo un mejor comportamiento que el S&P 500. Sin lugar a dudas, la tecnología es y será una parte estructural y fundamental en nuestras vidas, pero desde DWS vemos como las crecientes incertidumbres, no solo geopolíticas, sino también en cuanto a la capacidad de cumplimiento de expectativas de estas empresas, nos ofrecerá sin dudas oportunidades de inversión en sectores cíclicos como es el consumo discrecional y en sectores defensivos como la salud, sin olvidarnos de uno de los olvidados en el 2023, los dividendos.
Por el lado de la renta fija es importante mencionar que, en un alto porcentaje, aquellos clientes más conservadores y moderados ya han podido recuperar esas pérdidas de 2022 gracias a un muy buen comportamiento del activo en 2023 y en lo que llevamos de año con los índices en máximos y unos diferenciales estrechos. De cara a 2025 nos enfrentamos a un año en el que, si la inflación sigue conteniéndose, buscaremos una rentabilidad más vía cupón que vía estrechamiento del diferencial frente al activo libre de riesgo.
¿Qué mensaje principal te gustaría compartir entre los asesores asistentes, Baruc?
La diversificación. Un concepto que es clave tanto para minimizar potenciales riesgos como para reducir la exposición a ciertos sectores que se puedan ver penalizados en un futuro tanto por la propia evolución del sector como por valoraciones.
Un aspecto crucial de la diversificación es la inclusión de diferentes clases de activos, ya que cada una tiene un comportamiento distinto frente a las variaciones del mercado. Por ejemplo, en lugar de invertir únicamente en acciones tecnológicas, un inversor diversificado podría incluir también acciones de sectores defensivos, bonos, commodities… Esta diversificación interna de la cartera ayudará a suavizar las fluctuaciones del rendimiento y a proteger el capital frente a caídas severas en algún sector particular, dado que ni las economías ni los mercados van siempre sincronizadas.
Aun así, hay que recordar que la diversificación no es una garantía frente a las pérdidas, pero sí es una herramienta para gestionar el riesgo.