“No todas las valoraciones de empresas son y representan lo mismo. Es muy importante saber quién la ha hecho, qué profesional se ha encargado de realizarla y qué método ha utilizado. Es clave también exigir el informe que refleje cómo se ha llegado a ese valor que se da a la empresa”.
Éste es uno de los mensajes que destaca José Manuel Castellano, director de empresas y sostenibilidad de ST Sociedad de Tasación. Insiste además en una idea:
“el ejercicio de valorar una empresa tiene numerosas utilidades más allá de una compra-venta. Es conveniente, por tanto, tener un informe de valoración para tomar decisiones estratégicas, para planificar, para afrontar el futuro con mayor conocimiento de nuestra empresa y del entorno en el que opera”
¿Cuánto vale una empresa? ¿Cómo se valora? ¿Para qué sirve y cuándo se debe hacer?
“La vigencia de la valoración de una empresa es una verdad incómoda, ya que tenemos que asumir que evoluciona con el tiempo. Es un proceso complejo que algunos definen como un arte. Las herramientas que se utilizan son fáciles en su aplicación, (descuento de flujo de caja, multiplicadorres, valores contables ajustados…) … pero la clave saber realizar unas proyecciones adecuadas que contemple además de las propias variables de la empresa, el contexto económico en el que se mueve, el sector al que pertenece, los competidores que tiene…Por lo tanto, en la valoración el aparato matemático es una ayuda pero no un fin en sí mismo”
Tasar una empresa consiste en ser capaz de establecer un valor económico de lo que es capaz de generar en el futuro teniendo en cuenta su entorno actual.
“El valor de una empresa no es estático. Por ello hay que tener en cuenta lo que es la empresa hoy en día, lo que puede ser en el futuro y el entorno en el que va a desarrollar su negocio, el entorno en el que opera”, asegura José Manuel Castellano, director de valoración de empresas y sostenibilidad de ST Sociedad de Tasación.
¿Porqué valorar una empresa?
José Manuel Castellano, desde ST Sociedad de Tasación, explica que el objeto de la Valoración de Empresas es proporcionar un instrumento fiable para la toma de decisiones del cliente, y señala distintas finalidades:
- Operaciones corporativas – adquisiciones ventas de empresas, fusiones, cambios en el accionariado, valoraciones patrimonialistas…
- Operaciones financieras como por ejemplo ampliación o reestructuraciones de capital, obtención de líneas de financiación, salida a cotización bursátil, reestructuración de deuda.
- otros objetivos como herencias, suspensión de pagos, justificación de valor a efectos fiscales o tributarios, valoración de activos intangibles como marcas, patentes…
El informe de valoración, pieza clave
El informe de valoración porque es la radiografía exacta de la empresa objeto de transmisión. Este documento le permite al inversor saber si la inversión le interesa o , y en caso de que el proceso de compraventa siga adelante, poner un precio adecuado a la transacción y prepararse para la negociación.
Entre los factores internos y propios de la empresa que el comprador debe tener en cuenta, José Manuel Castellano, director de Valoración de Empresas y Sostenibilidad de ST Sociedad de Tasación, destaca:
“su rentabilidad, solvencia y liquidez. También la continuidad o no del equipo directivo o personas clave”.
Además, el comprador debe valorar los elementos legales, tales como licencias, autorizaciones o seguros, así como los elementos laborales, un apartado que engloba, entre otros elementos, los contratos, subvenciones, sistemas de retribución y complementos salariales o las cargas sociales que el empleador tiene obligación de pagar al Estado.
También es necesario analizar los bienes tangibles con los que la empresa cuenta; es decir, todo aquello que forma parte de su patrimonio y no se destina a la venta o a comerciar directamente sino a la producción.
Esto incluye un inventario en el que figuren con detalle las características y el valor (incluyendo los costes de conservación y mantenimiento) de la maquinaria, el mobiliario, los elementos de transporte, ordenadores, locales o terrenos… Igualmente, tendrán en cuenta los bienes intangibles relativos a los activos inmateriales que también forman parte del patrimonio de la empresa como, por ejemplo, patentes, marcas, derechos de autor o programas informáticos de los que sea titular el vendedor.
Son muchos los elementos que influyen a la hora de poner precio a una empresa si recibes una oferta para venderla.
Ahora bien, de todos ellos el fondo de comercio es esencial, pues de él depende las posibilidades de generar beneficios y, por tanto, la viabilidad o no del negocio.
“Este apartado es difícil de cuantificar, pues incluye factores no materiales como la fidelidad de los clientes, la localización del negocio, la forma de vender los productos, la percepción que tienen los clientes del negocio o el estilo personal de atenderlos…“
Además, hay apartados clave en los que el comprador debe fijarse, como, por ejemplo, los aspectos comerciales y tecnológicos, el posicionamiento en el mercado, la calidad y efectividad de la dirección, la historia y prestigio de la empresa…
¿Cómo afecta la sostenibilidad en la valoración de una empresa?
La sostenibilidad va a ser imprescindible de cara a futuro y, claramente, va a repercutir en la valoración de toda empresa.
“La sostenibilidad cada vez tiene más influencia a la hora de valorar una empresa”, apunta Castellano. Sin embargo, considera que aún estamos en una etapa de transición, ya que “todavía no se sabe muy bien cómo evaluar y cuantificar este aspecto para poder ser considerado en los modelos de valoración”.