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Maria Àngels Vallvé: “Nunca llegas a comprender el mercado. Hay que seguirlo con prudencia y desafío”

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Fue la primera mujer agente de Cambio y Bolsa de España. Pero más importante que ser la primera es firmar una trayectoria con huella propia en el mercado. Maria Àngels Vallvé (Barcelona, 1942), fundadora y presidenta del Grupo GVC Gaesco, resta importancia a ese hito –no menor–. Enérgica, crítica y agradecida, habla de su amor por la profesión, recordando siempre sus pilares y conjugando un verbo poco común, pero más que deseable: cuidar. Es, en la vida y en las finanzas, su mayor preocupación. Una entrevista que encontrarás íntegra en el último número de Asesores Financieros EFPA y que puedes empezar a leer aquí.

Usted fue la primera agente de Cambio y Bolsa en España…

Sí, efectivamente fui la primera mujer agente de Cambio y Bolsa. Fue algo peculiar, novedoso, ya que hasta entonces las mujeres no podíamos presentarnos a la mayoría de las oposiciones de los cuerpos generales del Estado. Pero, dos años antes, había salido una nueva normativa por la que las mujeres podían presentarse. Antes, los requisitos eran ser español y varón. Fue mi marido, Joan Hortalà, un referente, la persona que más me animó a presentarme a oposiciones.

¿Era fácil moverse en un mundo -hasta entonces- ‘de hombres’?  

Mi entrada el primer día en el parqué fue algo impactante. Me recibieron todos con gran cortesía y amabilidad, pero también vi una cierta disimulada sonrisa burlona que parecía decir “qué va a hacer esta joven aquí entre nosotros”. Yo tenía 24 años, casada y con dos hijos. Desde el primer día tuve dos grandes apoyos en la corporación y siempre me gusta recordarlos. Dos “Javieres”. Xavier Ribó que fue mi padrino en la toma de posesión, y Javier Garçon que ostentaba, en aquel entonces, el cargo de Síndico presidente. Los dos me ayudaron, y me dieron muy buenos consejos.  

¿Puede compartir estos primeros consejos?  

El primero, Ribó, me dijo el primer día que acudí al parqué: “No entenderás nada, te parecerá todo un guirigay, pero no te preocupes. Estate aquí durante toda la sesión, tratando de oír, escuchar y entender. Al cabo de un mes ya sabrás distinguir todas las voces sobre las transacciones y podrás actuar”. Y así fue, al cabo de un mes sabía perfectamente por quién actuaba cada uno, cómo se voceaban los valores, y empecé a contratar. Mi voz era mucho más débil que el resto de los operadores, pero mi timbre sí era mucho más agudo, por lo que podía hacerme entender. A los hombres se les supone su capacidad y virtudes, las mujeres lo tenemos que demostrar. Yo lo hice con mi esfuerzo y trabajo diario. 

 ¿Qué le dijo el segundo ‘Javier’: Xavier Garçon?  

Por su lado, Garçon me dio dos consejos en el trato con los clientes: cuando una persona acuda a tu despacho para invertir en el mercado de acciones tienes que preguntarle primero: ¿cuánto está usted dispuesto a perder? Se quedará algo sorprendido, pero si se lo explicas lo comprenderá. Y otro consejo también que apliqué varias veces fue el siguiente: cuando te ofrezcan una transacción, importante, pero que ves sospechosa ya que no cumple con la normativa vigente y raya la legalidad, di que no. En una segunda ocasión, te lo volverán a ofrezcan. No te preocupes, ya no habrá tercera, sabrán que tú no estás dispuesta a aceptar este tipo de propuestas.  

¿Cómo era aquel mercado?  

En aquellos tiempos, el mercado era exclusivamente nacional, con tres bolsas que se comunicaban a través de los operadores, cuya función consistía en arbitrar las diferencias de precios de los distintos valores, ya que la mayoría de ellos cotizaban en las tres. Era la operativa y duraba alrededor de dos horas todas las mañanas de 10 a 12, con mucha tensión. Los lunes, incomprensiblemente, no había mercado. Era finales de 1971. Sin embargo, ya en aquel entonces se empezaba a mecanizar (mediante fichas perforadas) las operaciones realizadas con el fin de publicarlas y el mismo mercado casar todas ellas. Las liquidaciones de información a los clientes que se habían hecho hasta entonces manualmente podían ya imprimirse de forma más o menos automática. 

¿Cómo ha cambiado el paisaje visual y sonoro? 

Viví, pues, aunque todo parezca hoy en día tan anacrónico, un desarrollo importante en la informatización y digitalización de los mercados en el que Barcelona era líder. Había también una razón. En Madrid la contratación era mayor en volumen, pero no tanto en número de operaciones, ya que en Madrid los principales clientes de los agentes eran Bancos y Entidades de Crédito, mientras que en Barcelona eran particulares. La liquidación de estas no la realizaba directamente los Bancos, como era frecuente en Madrid, sino los despachos de los agentes y, por ello, se hizo indispensable organizar en el seno del Colegio distintos departamentos, para facilitar la operativa que era menor en volumen total pero más abundante en número de operaciones.  

¿Cómo fueron los inicios de GVC? 

En los 80, llegó el Bing Bang de las bolsas europeas, empezó Londres continuó Paris, Milán, Frankfurt. Las bolsas pasaron de ser compañías o corporaciones privadas o públicas formadas por profesionales, personas físicas, a convertirse en sociedades anónimas especiales cuyos accionistas eran a su vez bancos, sociedades o agencias de valores. Este acontecimiento tan general se concretó en España mediante la Ley de Reforma del Mercado de Valores de junio de 1988 que entró en vigor el 1 de julio de 1989.

¿Qué la llevó a fundar la gestora y cuáles fueron los principales obstáculos que enfrentó?  

Fundé entonces, con otros dos compañeros agentes de Bolsa, la sociedad GVC “Garçon, Vallvé y Contreras”, Sociedad de Valores fundamos también una Gestora de instituciones de Inversión Colectiva. Así, los agentes de C y B que teníamos una doble función como intermediarios en el mercado de valores y como fedatarios públicos en las operaciones mercantiles que interveníamos, tuvimos que elegir o parcialmente elegir. Ser administradores de estas nuevas sociedades miembros de la Bolsa o pasar a pertenecer al cuerpo de Corredores de Comercio que eran los fedatarios mercantiles operantes en las plazas no bursátiles. Yo preferí una elección parcial, era accionista de una sociedad de valores, no administradora, y continué como fedataria en el cuerpo de corredores de comercio.  

¿Cuáles son los valores fundamentales y cómo se reflejan en su forma de hacer negocios? 

El valor fundamental de mi profesión consiste en “cuidar” la salud financiera de las personas y de las empresas. Quizás en inglés o en catalán la expresión adquiere un mayor relieve: take care of o tenir cura de. Es mi mayor preocupación y el propósito básico de todo nuestro grupo. Acostumbro a repetir que el ahorro de las personas es algo muy sagrado ya que proviene de una renuncia en la satisfacción de las necesidades presentes con el fin de proveer un futuro que siempre puede resultar incierto. Pues bien, este ahorro es el que, con nuestro asesoramiento, conociendo o tratando de conocer la personalidad del cliente, debemos preservarlo y rentabilizarlo mediante la inversión en distintos productos o vehículos, de acuerdo con el riesgo que pueda o quiera asumir.

Su mayor lección tras estos años de aprendizajes en el mercado…

He aprendido en todos estos años que, a menudo, el mismo inversor no sabe lo que quiere. Se requiere una labor un tanto psicológica para poder adivinar su propósito, no siempre conocido por el mismo. ¿Sufrirá si ha invertido en acciones y se produce una crisis en el mercado? Claro que se preocupará, pero ¿podrá dormir? La inversión adecuada para un ahorrador es la que le permita dormir a pesar de los mercados. Es lo que los ingleses denominan sleeping point -el umbral de insomnio, como matiza Josep Soler, editor de la revista y presente también en la entrevista-. Debemos aprender a conocer a nuestro cliente, sus aspiraciones y sus miedos y a asesorarle con el activo que más le convenga, sin tener en cuenta, a priori, el margen que pueda producir para la compañía. 

¿Quieres saber cómo termina la entrevista? No te pierdas el resto de la conversación con Maria Àngels Vallvé en el siguiente link de descarga directa del pdf.

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