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La psicología del inversor en España: aversión a la pérdida, el verdadero ‘riesgo’

Psicología

¿Por qué en este país invertimos tanto en depósitos y cuentas corrientes? Es el foco de una de las mesas redondas de la jornada del 25 de abril en el marco del EFPA Congress, centrado en los entresijos de la psicología del inversor y en su notable aversión al riesgo, con ponentes como Adela Martín, miembro de la Junta Directiva de EFPA España y directora para España de Banca Privada, Gestión de Activos y Seguros en Banco Santander. 

Que el ahorrador español cuenta con una arraigada tradición de prudencia financiera no es ninguna novedad. Su cautela y aversión al riesgo hacen que encuentre en productos como los depósitos y las cuentas corrientes un lugar seguro, pero poco rentable, para colocar sus ahorros. Esta situación no es nada beneficiosa, ni para el ahorrador a título individual, ni para la economía si se analiza desde un plano más general.

Lo cierto es que los inversores tienden a valorar las pérdidas más que las ganancias de manera proporcional. Es decir, el dolor de perder una cierta cantidad de dinero es mayor que la satisfacción de ganar la misma cantidad. Pero ¿qué sucede cuando la pérdida es imperceptible pero real y se alarga durante un tiempo prolongado de tiempo? Nadie cree que perder sea una buena idea y, sin embargo, aceptamos ese mal llamado “mal menor”.

Depósitos estériles

Si se realiza una fotografía de la psicología del inversor en España se observa que, según los datos publicador por el VIII Barómetro del Ahorro del Observatorio Inverco, el porcentaje de ahorradores conservadores en este país es del 56%, dato nueve puntos mayor que el de hace dos años. El producto más escogido por los inversores son los depósitos y entre los motivos por los cuales ahorran destacan el hecho de contar con un remanente para imprevistos, incrementar su capital sin un fin determinado y acumular un importe de cara a la jubilación.

Estos datos no difieren de los recogidos por EFPA España en su última Radiografía de asesoramiento financiero, donde se apuntaba que casi dos tercios de los profesionales dedicados al asesoramiento financiero ha notado en sus clientes la adopción de un perfil más conservador en los últimos dos años. Además, según los asesores financieros, la situación actual caracterizada por la sostenida inflación durante varios meses está provocando cambios en el diseño de las carteras de inversión de algunos de sus clientes, apostando en muchos casos por una vuelta a la inversión en inmobiliario.

Mucho interés en el poco interés

Esa elevada inflación que se presenta en la actualidad es además una de las variables que más inciden sobre el ahorro. Con el tiempo, este ascenso generalizado del precio de los bienes y servicios trae consigo una depreciación constante del valor del dinero. Esto a su vez disminuye el poder adquisitivo de su propietario. En este sentido, resulta indispensable seleccionar instrumentos financieros que, gracias a la tasa de interés que ofrecen, permitan al ahorrador batir el dato de la inflación. Para ello, ni depósitos ni cuentas corrientes son un gran aliado, ya que estos productos suelen tener tasas de interés relativamente bajas.

Aunque es evidente la preferencia conservadora, según los datos del Observatorio Inverco, se mantiene una evolución positiva en cuanto a la canalización del ahorro a través de fondos de inversión, que ha pasado de ser utilizada por un 29% de los inversores en 2015 a un 40% de ellos en 2023. Esta tendencia se ha dado en gran medida en respuesta al contexto que vivimos de incremento de tipos, pero una parte muy importante de los ahorradores españoles no ha acudido a ellos de manera proactiva por sus conocimientos financieros. Lo han hecho a través de asesoramiento por su preocupación a perder su capacidad de ahorro, no por un conocimiento expreso de los productos financieros que mejor encajan con su perfil de riesgo y necesidades.

Psicología del inversor

En líneas generales, invertir no es arriesgar, pero en la psique del ahorrador esa asociación equivoca de conceptos permanece anclada, para lo cual es imprescindible extender la educación financiera que dota a la sociedad de conocimientos específicos para la gestión adecuada de sus finanzas. De hecho, gracias a los instrumentos de inversión que el ahorrador tiene a su alcance, son muchos los que alcanzan niveles de tranquilidad y bienestar que contrastan con la idea de riesgo. Quizá lo verdaderamente arriesgado sea precisamente ignorar que existen.

En este camino, ha sido y sigue siendo fundamental la labor de los asesores y planificadores financieros para mostrar a los clientes la diversidad de opciones que tienen a su alcance para compensar la inflación y hacer crecer, o al menos mantener, el valor de los ahorros. Estos profesionales dedican gran parte de su trabajo a orientar, formar y ayudar a sus clientes a la hora de tomar decisiones más informadas y adaptadas a sus necesidades. Es, al mismo tiempo, una labor determinante a la hora de mejorar el nivel de educación financiera de la población, así como indispensable para mejorar la distribución del ahorro en España.

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