La Estrategia de Inversión Minorista (RIS), es uno de los temas del ‘año financiero’ y uno de los ejes sobre los que girará EFPA Congress, además de tema recurrente entre los asesores financieros de EFPA España que se darán cita en este evento clave. Hoy compartimos la Tribuna de Opinión que Santiago Satrústegui, presidente de EFPA España, ha preparado para Citywire hablando de la RIS como una oportunidad para mejorar el asesoramiento financiero.
Con el objetivo de racionalizar y modernizar el marco de protección de los inversores minoristas de la UE, la Comisión Europea (CE) publicó en mayo de 2023 el borrador de la Estrategia de Inversión Minorista (RIS). Este preludio de lo que será la futura MiFID III, que previsiblemente podría llegar a aplicarse a finales de 2025 o principios de 2026, ha generado un intenso debate, especialmente en torno a dos de las medidas que propone: la posible prohibición total de los incentivos y la publicación de benchmarks basados en los costes y rendimientos de los productos financieros.
El pasado 10 de enero, el Parlamento Europeo informó de la supresión de estas dos medidas propuestas que habían generado debate y, aunque está pendiente su votación en el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios el 20 de marzo, se trata de una respuesta a las numerosas alegaciones vertidas por los representantes de los intermediarios financieros, que veían en estas medidas un exceso de regulación que podría poner en peligro la libertad de las entidades a la hora de plantear diferentes modelos de asesoramiento adaptados a cada perfil de clientes.
Apoyo al inversor particular
Compartimos con la Comisión Europea la necesidad de trabajar para fomentar el ahorro y mejorar la adecuada distribución de los productos financieros en Europa. En lo que tiene que ver con la necesidad de una mejora del conocimiento de los inversores, es un objetivo con el que estamos completamente alienados, de hecho, en EFPA estamos trabajando desde hace años, brindando el conocimiento y la experiencia de nuestros asociados para promover la cultura financiera entre los clientes. Los asesores y planificadores financieros tenemos una cierta responsabilidad social a la hora de asistir a los inversores particulares para que conozcan cómo funcionan los productos financieros, el binomio de rentabilidad-riesgo, así como ayudarles en la utilización e integración de herramientas digitales.
El borrador de la directiva europea incorpora también la necesidad de avisar al cliente sobre el impacto de los costes en la rentabilidad. En este sentido, es importante evitar que, tal y como se contempla en la normativa actual, esto se traduzca en que las recomendaciones se centren exclusivamente en los costes, obviando otros elementos que son igualmente relevantes.
RIS para reivindicar al asesor financiero
Es necesario que la Estrategia de Inversión Minorista suponga un elemento que ayude a reivindicar la función del asesor como profesional que vela por el mejor interés para el cliente. Esto puede alcanzarse por varias vías. Una de ellas es reforzando las exigencias de formación certificada y cualificaciones más homogéneas en todos los países de la Unión Europea algo que venimos reivindicando y predicando con el ejemplo en EFPA desde hace décadas. Las entidades deben velar por la correcta formación de sus profesionales, acompañando este requisito de la obligación de un cumplimiento ético. En este sentido, la creación de una etiqueta de certificación paneuropea para los asesores financieros, no necesariamente costosa ni ligada a una gran carga reglamentaria adicional, implicaría cumplir con los requisitos de conocimiento y competencia establecidos, utilizando las definiciones educativas existentes y los estándares de calidad europeos.
Por otro lado, el fomento de la educación financiera de la población se erige como un mandato entre los estados miembros, que deben adoptar esta necesidad, no como una recomendación, sino como una obligación que ayude a facilitar la inversión responsable y un sistema financiero con menores asimetrías de información.
Efectos de MiFID III
Resulta patente que MiFID III, como cualquier otro cambio regulatorio, generará ciertos movimientos de adaptación a corto plazo, pero también ayudará a que las entidades y los profesionales redefinan su estrategia en el largo plazo para mejorar el servicio que ofrecen a sus clientes. El modelo value for money que se plantea implica que los productos ofrecidos por cualquier gestor de activos tengan unos costes y rendimientos que aseguren una aportación de valor para el cliente. Para ello, va a ser indispensable el refuerzo de la inversión en equipos, procesos y tecnología. En definitiva, la industria tiene que ver estos ajustes como una inversión de futuro que suponga una oportunidad para acelerar y reforzar el cambio de su estrategia hacia un modelo centrado en el asesoramiento financiero integral y transparente y adaptado a las necesidades de cada cliente.