Los importantes cambios que se esperan en la estructura de la población española por edades, junto a las tendencias poscovid-19, vislumbran un nuevo futuro en la Banca y en los Seguros. El envejecimiento de la población es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la economía española por su afectación a la evolución de la demanda y de la oferta agregadas. Por otra parte, plantea nuevas oportunidades porque la población de más de 60 años va a convertirse en el segmento de consumidores más grande del mercado.
El baby boom de la década de 1960, la reducción pronunciada de la tasa de fecundidad hasta 1,2 hijos por mujer y un aumento continuo de la longevidad, va a provocar una disminución muy significativa de la población española en edad de trabajar:
- En 2050, el 31,4%[1] de la población en España tendrá 65 y más años. Se perderá población entre los 20 y los 59 años y aumentará a partir de esa edad (véase gráfico[2]).
- De aquí a 2050, se va a duplicar hasta el 60%[3] la tasa de dependencia, o proporción de mayores de 65 y más años respecto a la población en edad de trabajar.
Si bien, aunque la Covid-19 ha provocado una disminución de la esperanza de vida para España en 2020 en torno a 18 meses[4], no parece que se vaya a romper la tendencia de crecimiento persistente de cerca de 2 años por cada década que transcurre[5].
Tendencias y perspectivas a largo plazo
Además de las macrotendencias generales, en lo que se refiere a la gestión y protección patrimonial, las entidades financieras se verán afectadas por las siguientes tendencias en las próximas décadas:
- La crisis por el Covid-19 aumentará la desigualdad económica y social e intensificará el estancamiento que se estaba produciendo en el poder adquisitivo de las clases medias.
- Una tasa de fecundidad que seguirá baja, una población con poco crecimiento y su envejecimiento harán necesario introducir reformas en los sistemas públicos de pensiones, de salud y dependencia.
- El envejecimiento demográfico afectará a la demanda de crédito y al ahorro a largo plazo de las familias.
- Habrá una reducción de la brecha de género y un aumento de poder a favor de la mujer, tanto a nivel económico y social, como en la parte patrimonial y en la salud. Las mujeres españolas nacidas en 2050 estarán entre las personas con mayor esperanza de vida a nivel mundial, casi 90 años.
- Mayor digitalización a todos los niveles, automatización e inteligencia artificial con datos en tiempo real.
- La competencia de las bigtechs, fintechs e insurtechs y el aumento del consumo “colaborativo” o “compartido” (sharing economy) y de “persona a persona” reducirá la intermediación bancaria.
- Habrá más divisas que países gracias a las monedas digitales emitidas por los bancos centrales[6] y a las criptomonedas, que irán sustituyendo al papel moneda, lo que afectará al rol de los bancos privados.
El futuro de la gestión patrimonial en bancos y aseguradoras
Para aventurarnos a visualizar el futuro a largo plazo de la gestión y protección patrimonial en la Banca y los Seguros, vamos a abordarlo bajo dos fases diferenciadas, apoyándonos en el ciclo vital del consumidor y
pensando en los productos y servicios que éste podría demandar. La teoría del ciclo vital[7] predice que los ingresos caerán tras la jubilación por lo que la persona durante la vida laboral se dedicará a la acumulación de ahorro financiero e inmobiliario y, una vez jubilado, al desahorro posterior.
En primer lugar, en la fase de ahorro o acumulación de riqueza, el futuro se caracterizará por:
- Mayor desintermediación bancaria por un avance de la economía colaborativa (peer-to-peer lending, crowfunding, reventa, etc.), el aumento de la competencia de grandes tecnológicas, fintechs e insurtechs y la extensión de la tokenización y las monedas digitales.
- El envejecimiento de la población generará una mayor demanda del ahorro a largo plazo, de su planificación y obligará a adaptarse a un tipo de cliente mayor que irá cambiando física y mentalmente.
- En jubilación habrá planes de pensiones patrocinados por los empleadores y aumentará el peso del ahorro privado. Se fomentará trabajar más años, incluso ligando la edad legal de jubilación a la esperanza de vida, y que no se utilice dicha fecha como momento para percibir el ahorro generado.
- Estará muy extendido que los fondos de inversión, planes de pensiones y unit linked sean productos ESG y, también, serán muy comunes las inversiones en productos alternativos.
- El asesoramiento financiero y patrimonial para grandes patrimonios seguirá siendo muy “persona a persona”, pero estará menos bancarizado debido a la tecnología y a la competencia de las aseguradoras, las empresas de servicios de inversión y los agentes financieros.
- Menor demanda de crédito y de hipotecas para la vivienda habitual por el aumento del alquiler, de la economía del pago por uso y también por el envejecimiento demográfico.
Tecnología
- La tecnología jugará un papel fundamental y diferenciador en la experiencia de cliente y en la personalización del marketing, tanto en la captación, vinculación, fidelización y en el apoyo que reciban los comerciales para que el cliente reciba una atención híbrida excepcional (presencial y omnicanal).
- El desarrollo de la tecnología y los datos en tiempo real permitirán una gran personalización y afinar más en los riesgos y primas de los seguros, pagando por uso o tipo de comportamiento a través de sensores (on-demand insurance, usage-based insurance, IoT, etc.) y evitar pagar sobreprecios por edad o género.
- Habrá marketplaces y apps en inversiones basados en ratings en el servicio de asesoramiento financiero y marketplaces más generalistas destinados a cubrir las necesidades de una generación más madura.
- Habrá ecommerce de productos bancarios y seguros y nuevos mediadores de seguros digitales.
- Se demandarán productos de acumulación menos rígidos, que incluyan las preferencias y necesidades de los jóvenes y se extenderán los productos que asocien el ahorro al consumo.
Los productos y servicios, financieros y aseguradores, destinados a la desacumulación y utilización de la riqueza serán muy importantes porque casi un tercio de la población tendrá más de 65 años en 2050:
- Aumentarán los productos para la conversión de la riqueza acumulada en flujos de rentas diferidas, vitalicias y temporales durante la jubilación, adecuados a una longevidad mayor y más incierta.
- Se utilizarán nuevos medios predictivos del seguro de vida que midan el riesgo en función de la edad biológica[8] y permitan una estimación fiable de la longevidad para percibir rentas durante más tiempo y no penalizar a las personas relativamente sanas y longevas. Los productos aseguradores ganarán protagonismo por su mayor capacidad para cubrir el riesgo de longevidad puesto que lo mutualizan.
- Se utilizarán la hipoteca inversa y la nuda propiedad para financiar jubilaciones más largas convirtiendo la riqueza inmobiliaria en rentas vitalicias.
- Se extenderá la teleasistencia (telemedicina, salud digital, asistencia sanitaria, ayuda a domicilio, etc.).
- Crecerán los seguros de dependencia para complementar las coberturas públicas.
Para terminar, deseemos que las administraciones den un tratamiento fiscal más favorable al ahorro a largo plazo y avancen en las medidas para la sostenibilidad del sistema público de pensiones.
Planificar el futuro nos permitirá vivir más tranquilos el presente.
[1] Del 19,6% actual se pasará al 31,4% en 2050. Proyecciones de Población 2020-2070 (2020), INE
[2] González Martinez, C.I. (2019). “Pensiones del futuro”, Instituto Santalucía
[3] España será el país de la UE que sufrirá mayor incremento en la tasa de dependencia según Eurostat 2018. Banco de España, Informe Anual 2019, Epígrafe 5
[4] Universidad de Oxford, 2021
[5] Banco de España, Informe Anual 2018, Capítulo 4
[6] Guillén, M. (2020). “2030 How today´s biggest trends will collide and reshape the future of everything”
[7] Banco de España, Informe Anual 2018, Capítulo 4
[8] Domínguez Fabián, I. (2019). “Pensiones del futuro”, Instituto Santalucía
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¿Invertir en Criptomonedas? por el Asociado EFPA Jonás Pallás.