La irrupción de ChatGPT es, junto con la Sesión 53 de Bizarrap y Shakira, uno de los temas de conversación del nuevo año y, como ha sucedido con la canción, ha despertado admiración y recelo a partes iguales.
Pasados los primeros días -y habiendo integrado esta aplicación como una más en nuestro escritorio de trabajo (como lo es Google o la CNMV)-, podemos decir que ChatGPT esconde más ventajas que amenazas. Pero son, ni más ni menos, las mismas que anteriormente han generado otros ‘grandes’ inventos de nuestro ‘tiempo digital’.
El desarrollo de este chat basado en Inteligencia Artificial puede marcar un antes y un después. Es decir, puede modificar nuestros hábitos. Un nuevo punto de inflexión para la sociedad en general (como ya lo supuso Google, Spotify o Bizum, que cambiaron nuestra manera de ‘hacer y proceder’). También para muchos profesionales. El sector educativo es uno de los que primero se ha puesto en alerta (aunque no a la defensiva). Si Google ya supuso una revolución (y el fin de las enciclopedias convencionales como herramienta de estudio), la llegada de este chat vuelve a sacudir las aulas. En concreto, por el método de evaluación y seguimiento ante un más que inminente (o boom) riesgo de plagio.
Por su naturaleza, la innovación supone una ‘ruptura’ respecto a lo anterior y ChatGPT no será una excepción. Para los asesores financieros, su aparición puede (de entrada) percibirse como una amenaza. Lo comprobamos in situ cuando le preguntamos a ChatGPT por las tendencias financieras que marcarán las inversiones en 2023, por los fondos de inversión más atractivos para el inversor o la evolución del Euribor durante los próximos meses.
¿Qué hace ChatGPT?
ChatGPT responde de forma estructurada, coherente y documentada (al menos hasta 2021). Sorprendentemente, formula ideas y reflexiones que no distan de lo que cabría esperar de un profesional. La pregunta es obligada: ¿puede la Inteligencia Artificial sustituir al asesor financiero? La respuesta la encontramos en el mismo diálogo que la aplicación mantiene con nosotros. Ella misma nos recuerda que “la información puede variar” y que lo más adecuado es consultar “con un experto” en la materia. O, lo que es lo mismo, con un asesor financiero.
Es como el prospecto de un medicamento que ‘en caso de duda’, nos insta a consultar con el farmacéutico o médico -y no sustituye en ningún caso al diagnóstico o la prescripción médica personal-. No, ChatGPT no puede convertirse en un asesor financiero aventajado, pero sí ayudarlo. Puede suministrarle información concreta o exponer evoluciones o estadísticas. Sabe la respuesta, pero no conoce a quien se la formula y, como sabemos, conocer el contexto, las necesidades y los objetivos del inversor o el ahorrador, es esencial en la toma de decisiones.
Mientras buscamos información sobre ChatGPT (precisamente en un día en el que la aplicación nos da error), recalamos en una interesante entrevista publicada en el Heraldo de Aragón. Pablo Haya, profesor de big data y ciencia de datos y responsable del grupo de Social Business Analytics en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (Madrid) tiene claro que ChatGPT es una herramienta y no una figura capaz de sustituir la labor de un profesional.
¿Puede ser un alumno aventajado?
“El ChatGPT no entiende nada, solo aplica un proceso en el que, dada una frase, encuentra la siguiente palabra. Busca relaciones entre palabras, pero no comprende el significado de las palabras. Las capas que han generado su entrenamiento de repetición, desde el punto de vista de la ética, por ejemplo, no le añaden inteligencia, sino que filtran sus resultados”, resuelve Haya cuando le preguntan por la supuesta inteligencia del chat en una entrevista que podéis leer aquí.
Periodista, asesor, maestro… Es la pregunta del millón que alimenta el debate, en la calle, en las aulas, en las oficinas, en nuestras casas. El experto en IA lo tiene claro: “La mayor parte de los empleos están compuestos de más de una tarea, con lo cual, si te automatizan una de tus tareas, lo normal es que te permita hacer otras tareas mejor o ampliar tu campo profesional”.
ChatGPT sabe mucho, pero no elabora respuestas desde la perspectiva humana. Esa es su fuerza y, para quienes pueden sentirse recelosos, su debilidad. Aunque ChatGPT lo sepa (presuntamente) todo, no puede en ningún caso transmitir valores, por lo que no puede sustituir al maestro, como tampoco puede sustituir al asesor financiero. Sí puede, sin embargo, facilitar su trabajo, hacerlo más ágil, suministrado datos o recuperando información relacionada, entre otros.
Para todos aquellos que se resisten o desconfían, compartimos una idea del empresario Paul Gibbons: “La resistencia al cambio es siempre el mayor obstáculo”. Una cita que difícilmente hubiera cerrado un texto redactado por ChatGPT.