A muchos nos pasó. La primera vez que oímos hablar de roboadvisors pusimos una cara extraña: ¿Robo… qué? Seguro que más de uno pensó que eso de poner la raíz “robo” a un producto financiero estaba destinado al fracaso.
Pero hoy ya es otro cantar.
Los robo advisors españoles gestionan varios cientos de millones de euros en nuestro país, podemos encontrar artículos informativos sobre estos servicios en el blog de la EFPA y existen hasta comparadores de las diferentes alternativas en España.
Así pues, podemos afirmar que los robo advisors o gestores de inversiones automatizados ya son una realidad en España y, por sus números, parece que han llegado para quedarse.
En este artículo quiero mostrar una radiografía para que cualquier lector entienda exactamente sus características, su público y el modelo de negocio que hay detrás.
Definición de robo advisor
Por si hay alguien que aún no conoce los roboadvisors, de acuerdo con la Wikipedia su definición es la siguiente:
“Un robo-advisor o gestor automatizado proporciona asesoramiento financiero y gestión en línea de carteras mediante algoritmos y con una mínima intervención humana.”
En otras palabras, es un gestor digital que automatiza al máximo el proceso de inversión para ofrecer al usuario una gestión de su capital a un coste reducido.
Ventajas y desventajas para el inversor
Las ventajas de este tipo de servicios son las siguientes:
- Inversión “gestionada” desde un importe bajo: hay opciones desde 1.000€ para aquellas personas que quieren empezar a invertir. Por lo tanto, es un servicio de asesoramiento independiente que no requiere de los mínimos solicitados en algunas EAFIs y la banca privada tradicional.
- Proceso de alta sencillo y digital: Aunque algunos aún requieren mandar la documentación por correo, en muchos casos el cliente puede darse de alta desde el sofá de su casa.
- Comisiones bajas: La automatización del proceso permite invertir en carteras predefinidas con unos costes medios totales del 0,80% anual, incluyendo los activos de inversión que mayormente se componen de fondos indexados.
- Optimización fiscal: Algunas opciones empiezan a ofrecer estrategias de optimización fiscal en las retiradas de forma automatizada (p.ej. vender en pérdidas para compensar ganancias).
Por otra parte, sus desventajas son:
- Falta de un asesor personal: Si bien es cierto que algunas opciones permiten tener un asesor personal a partir de 100.000€, para importes menores no existe una figura que conozca exactamente tu caso y a la que puedas consultar tus inquietudes.
- Riesgo de pánico ante una corrección: En relación con el punto anterior, cuando hay correcciones o, incluso, una recesión importante, es posible que el cliente se sienta desamparado y tome malas decisiones (p.ej. retirar el capital en el peor momento).
- Baja personalización de las carteras: La oferta de la mayoría de gestores automatizados actuales se limita a unas carteras predefinidas (entre 3 y 11 normalmente), por lo que es posible que no se adapten a las necesidades particulares de distribución de activos de todos los inversores.
Modelo de negocio de los roboadvisors
Igual que cualquier fondo de inversión o EAFI, su modelo de negocio es el cobro de una comisión por la gestión de la cartera.
La diferencia es que estos costes son mucho más ajustados, con una media de 0,40% de comisión anual de gestión (incluyendo el IVA), lo que queda lejos del típico 1 – 1,5% de la gestión de patrimonios y fondos de inversión independientes.
Además de ser una de las principales ventajas para el cliente, esto tiene una gran implicación para el negocio ya que ocasiona que se necesite gestionar un capital mucho mayor para ser rentable. Esto, a su vez, tiene dos consecuencias en términos de mercado y comisiones:
- Cuánto mayores sean los roboadvisors líderes del mercado, más podrán bajar sus comisiones, incrementando así la barrera de entrada para sus competidores presentes y futuros (p.ej. en Estados Unidos, la comisión de gestión de los principales roboadvisors está alrededor del 0,15%).
- Cuánto más eficientes sean en el uso del capital des del punto de vista del negocio, más podrán bajar sus comisiones y menor capital bajo gestión necesitarán para ser rentables. Es decir, el negocio “premia” los equipos pequeños y la gestión austera.
Público objetivo de los gestores automatizados
Seguro que a nadie le extraña si digo que el perfil de cliente de los roboadvisors es el del típico millennial, pero, en realidad, el alcance es más amplio.
De acuerdo con los datos de Indexa Capital, más de un 80% de sus clientes en Cataluña están entre 25 y 55 años, la gran mayoría con titulación superior y con una inversión menor a 100 mil euros.
Si bien es cierto que los early adopters de estos servicios son nativos digitales con ganas de rentabilizar sus ahorros de forma digital, la realidad es que cada vez hay más baby boomers que también se animan a gestionar su dinero con estos servicios, aunque por ahora cuentan con capitales “pequeños” desde el punto de vista de la gestión patrimonial.
Diferencias con las alternativas internacionales
Por último, me gustaría recalcar las principales diferencias con algunas alternativas internacionales:
- En comparación con Europa: Las características fiscales de los fondos de inversión ocasionan que el inversor español no mire más allá de la frontera, ya que la mayoría de las alternativas europeas utilizan ETFs, siendo menos atractivo para el cliente nacional por sus desventajas fiscales respecto a los fondos. Además, las alternativas españolas ofrecen precios muy ajustados respecto a sus competidores europeos, en muchos casos incluso inferiores.
- En comparación con Estados Unidos: En este caso, los costes de los gestores automatizados españoles sí que son superiores, igual que ocurre con los costes de los fondos indexados y ETFs. También es cierto que allí es donde nacieron y la cultura de crear un patrimonio e invertirlo es mucho más común, pero estoy seguro de que tarde o temprano la oferta en nuestra país se acabará semejando a los homónimos estadounidenses.
¿Te ha gustado este artículo? Gracias por tus comentarios 🙂