Lorena Fernández Sánchez, asociada de EFPA España y Docente de formación para el empleo y Coach ejecutivo y organizacional reflexiona acerca de la jornada laboral de 8 horas y por qué es ineficiente actualmente. ¿Por qué queremos trabajar menos horas?
Uno de los atractivos que utilizan algunas empresas para adquirir talento es el aliciente de una jornada inferior a la habitual de cuarenta horas semanales. Bien haciendo jornadas diarias de seis horas, o trabajando cuatro días a la semana.
En algunos países, como Holanda, trabajar media jornada es lo más habitual para más del 70% de las mujeres y del 20% de los hombres.
El resultado de estas jornadas inferiores es mayor rendimiento, y mayor felicidad por parte de los empleados.
El otro lado de la moneda, es que, en grandes empresas nacionales, se sigue premiando y valorando positivamente que un empleado “eche horas de más”.
¿Es un asunto cultural? ¿Es una creencia arraigada?
La respuesta es sí, es costumbrismo. Los occidentales nos movemos con absolutismos o normas, por ejemplo: todos sabemos que cruzar en rojo está mal, o que ayudar está bien.
Pues hacer horas de más en el trabajo es sinónimo de éxito. Es una creencia cultural grabada en nuestro ADN desde 1919, cuando nació la Organización Internacional del Trabajo.
La jornada laboral de ocho horas fue un auténtico hito en la historia
Nos remontamos a la época de la revolución industrial, donde las jornadas de trabajo eran superiores a catorce horas, y con trabajo físico extenuante. Ahora viajemos a nuestro mundo moderno, para ver las diferencias.
- El sector servicios supone más de un 75% del empleo en España. Este sector, mayoritariamente conlleva esfuerzo físico-cerebral. Biológicamente está demostrado que, al día, un ser humano no se concentra más de 6 horas. Por lo tanto el resto del tiempo es, digamos, improductivo.
- Diferentes pruebas neuronales han demostrado que, un cerebro “sofocado” por sobreexposición a labores de concentración demuestra signos de fatiga, que redundan en su rendimiento. Por tanto, esas seis horas de concentración en un cerebro fatigado son menores.
A la pregunta de por qué queremos trabajar menos horas. O por qué se hacen atractivas las empresas que ofrecen el mismo salario frente a menos horas de trabajo semanales. Podemos responder con la ciencia. No es cuestión de querer trabajar menos, es de querer trabajar lo que nuestro cuerpo biológicamente puede trabajar. El resto del tiempo hacemos lo que comúnmente conocemos como calentar la silla.
Hay que empezar a replantearse si se quiere continuar en las empresas con empleados menos felices y managers que premien el presencialismo y las horas de más. O es preferible empleados más eficientes, más felices y satisfechos con su rendimiento.
Cambiar creencias es sano, a la vez que necesario. El ser humano evoluciona constantemente, en ocasiones las empresas no lo hacen al mismo ritmo.
Lorena Fernández Sánchez, Diplomada en ciencias empresariales. Posgrado y Máster en Coaching y liderazgo organizacional por el Instituto Superior de Empresa y Comunicación, Máster en Coaching Integral por el Instituto Superior de Coaching, acreditado por ASESCO y Asesora Financiera certificada por EFPA. Facilitadora en Bridge@ y Sikkhona@ y PNL. Autora de la novela: El desván y del blog: mejubilealos31.com.
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COMENTARIOS:
Me gustaría leer sobre temas relacionados con la Psicología en el ahorro: Cómo se relaciona la psicología con el ahorro y planificación financiera. Cómo funciona nuestro cerebro a la hora de hablar de finanzas personales.”
A.Millán