Durante un tiempo las noticias el Estado de Myanmar, la antigua Birmania, ocuparon las primeras imágenes y portadas debido a la convulsión política que está viviendo. Un nuevo amago de golpe de estado protagonizado por los militares devolvió a la memoria de los birmanos la oscura época que durante cuatro décadas vivió el país sumido en una dictadura militar cruel y hermética.
Myanmar
Que la política va unida a la economía es un axioma a la hora de comprender la necesaria estabilidad para favorecer las inversiones y el crecimiento económico en la zona. Y no debemos creer que esta crisis política no afecta a los inversores occidentales, ubicándola en un país aislado o tercermundista.
Myanmar forma parte del denominado ASEAN (siglas en inglés), Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, cuyos componentes son Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Tailandia, Singapur, Vietnam y la referida Myanmar. El ASEAN conforma la sexta economía del mundo y según el Banco Mundial alcanzará los 9,2 billones de dólares en el año 2050.
Se trata de economías con un potencial de crecimiento muy elevado, y que permiten al inversor acudir a mercados asiáticos donde no están Japón, China o India.
En los países del ASEAN las bolsas crecieron en el año 2020 una media del 8% según el índice MSCI, destacando entre todas ellas las de Filipinas, Vietnam y Singapur. Además, son países cuyas economías están muy diversificadas dentro de la propia ASEAN, ya que nos encontramos países punteros en el sector tecnológico como Malasia, con un fuerte sector bancario como Singapur o Brunei, con gran crecimiento inmobiliario como Tailandia y Camboya, y el ya clásico sector manufacturero como Myanamar, Vietnam o Laos.
La gestora AMUNDI ya nos advertía de la oportunidad de invertir en los mercados del sudeste asiático cuando nos hablaba de importantes crecimientos esperados para este año 2021, donde pronosticaba unos beneficios por acción en esos mercados de más del 10%.
Para ello, se basaba en una de las más importantes premisas en la inversión de capitales y geoestrategia: la estabilidad política de la zona.
Tanto en Indonesia como en Tailandia el año pasado los líderes políticos habían sido reelegidos en sendas elecciones y el resto de países presentaba una estabilidad política moderadamente positiva que animaba a invertir en los países del ASEAN.
La situación política en Myanmar puede desequilibrar toda la zona y afectar a los mercados de su entorno, anulando estas perspectivas de crecimientos y rentabilidades
Hace diez años que la Junta Militar que gobernó Myanmar durante más de cuatro décadas entregó el poder a un gobierno civil.
Desde entonces se ha llevado a cabo un lento proceso de democratización y apertura del país, firmando importantes acuerdos comerciales con países de su entorno y encontrando en el turismo una fuente de ingresos desconocida hasta el momento (1,4 millones de turistas sólo en 2018) . Pero a día de hoy sigue vigente la Constitución de 2008, que otorga a los militares la llave de la gobernabilidad del país, al asignarles automáticamente una cuarta parte de los escaños parlamentarios de Naipyidó. Además, los militares controlan los Ministerios de Asuntos Internos, Defensa y Asuntos fronterizos, lo que fortalece su posición en el control del país.
Con la victoria en las elecciones de 2015 de la Liga Nacional de la Democracia (LND) liderada por la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, la transición democrática parecía ir bien encarrilada.
Sin embargo, ciertas políticas comerciales, las continuas acusaciones de genocidio a la población musulmana de la etnia rohinyá y la sospecha de fraude electoral en noviembre de 2020, han hecho despertar al Ejército.
La frontera con Tailandia, paso clave en el tráfico comercial internacional, lleva años viéndose afectada por las migraciones forzosas de los rohinyá, quienes huyen de Myanmar buscando protección en los campos de refugiados de Mae La, en la frontera birmano-tailandesa.
Siendo Tailandia un país con elevados intereses extranjeros y fuertes inversiones de capital, una frontera problemática puede suponer un efecto contagio que frene la llegada de inversiones internacionales. Además, los militares de Myanmar han arrestado a varios miembros del gobierno del LND acusados de fraude electoral (obtuvieron el 80% de los votos en las elecciones de noviembre de 2020), incluyendo a la propia Sann Suu Kyi.
¿Qué hacemos los inversores?
De esta forma, los inversores debemos permanecer atentos al devenir de la situación política en Myanmar, ya que puede afectar a todo el sudeste asiático y los muchos fondos de inversión que negocian en el espacio ASEAN.
Pero no debemos por ello mirar hacia otro lado o abandonar nuestras inversiones en una zona en la que actualmente hay , según cálculos de UBS, 14 empresas “unicornios” (aquellas que poseen un valor de más de mil millones de dólares) y un potencial de crecimiento en el que coinciden todos los analistas financieros.
Si bien es cierto que nos podemos encontrar con mercados con ciertas particularidades, como por ejemplo el de Vietnam (con muy poca liquidez, o grandes dificultades para obtenerla), también nos ofrecen unas posibilidades sectoriales con mucho más recorrido que en Occidente, como pueden ser el de la Salud.
Por tanto, el sudeste asiático nos seguirá ofreciendo excelentes oportunidades de rentabilidad a través de los fondos de inversión que cotizan allí, bien en euros o dólares, siempre que la situación política de Myanmar no se contagie a los países de su entorno, siempre formados por democracias muchas veces frágiles.
Por qué aumenta la derecha política y como aprovecharlo en tu inversión.