Tras un 2018 pésimo en cuanto a rentabilidad, con todos los activos financieros generando pérdidas y una gran cantidad de expertos hablando de la próxima recesión mundial. Cabe preguntarse si vale la pena invertir el ahorro en este momento.
“Para comer uvas o higos, hay que dar tiempo a los árboles, dejar que el árbol florezca, que dé frutos y que maduren”, escribió el filósofo estoico Epicteto. Y lo cierto es que invertir es una tarea complicada que tiene mucho de estoicismo.
La pregunta es… ¿Existe el buen momento para empezar a invertir? ¿Podemos planteárnoslo tras el nefasto 2018? Todo depende de con qué parte (hemisferio) de su cerebro decida responder.
Aprender a invertir en función del hemisferio predominante
A) Hemisferio derecho, el lado emocional
“Con la que está cayendo, mejor no invierto ahora. Me espero a que la cosa esté mejor”. Así pensaría alguien que, en cuestión de dinero, prioriza su hemisferio derecho, la parte de nuestro cerebro responsable de la creatividad, la intuición, la imaginación, la pasión, los sueños. El que rige los sentidos y los colores.
El hemisferio derecho es el llamado cerebro emocional, el mismo que nos cuando hay peligro que hay que correr, el más antiguo y primitivo e nuestros “dos cerebros”. Y es el que, cuando las circunstancias y el contexto no son “100% perfectos”, cree que no es el momento de invertir.
El problema es que este hemisferio derecho, el cerebro emocional, no detecta que las ocasiones 100% perfectas a priori para invertir no se dan nunca (hasta que las valoramos a toro pasado) teniendo en cuenta la volatilidad de la bolsa. Y cuando parecen hacerlo, vienen acompañadas de situaciones donde el optimismo se ha desbordado y la asunción de riesgos se minusvalora. Señal esta de peligro inminente, ya que justo aquí es cuando hay que ser más precavido.
B) El hemisferio izquierdo, el lado racional e inversor
“El mejor momento para invertir es justamente cuando todo está mal, como por ejemplo en una crisis”. Aquí está mandando el hemisferio izquierdo, el de las habilidades numéricas, el razonamiento científico, la estrategia y la racionalidad, el que categoriza y analiza.
Es el práctico, realista, ordenado y lógico. Sería el de alguien a quien encargaríamos que analizara la mejor situación para nuestros intereses. Es el cerebro racional.
Es el cerebro racional quien nos explica que invertir es comprar un activo a un precio —lo más bajo posible— para venderlo pasado un tiempo a un precio superior y obtener una rentabilidad. Y es este hemisferio izquierdo, racional, el que nos muestra que, durante la crisis, cuando crece el pesimismo y la aversión al riesgo por las caídas en los precios de los diferentes activos, es cuando se dan los mejores momentos para invertir.
Cuando el pesimismo es alto y la aversión al riesgo se exacerba, se da la señal de una oportunidad excelente, ya que el precio de las diferentes inversiones pueden ofrecer más rentabilidad que riesgo.
Movimientos en 2018 a tener en cuenta para invertir el ahorro
El 2018 empezó con uno de los meses de enero más optimistas que se recuerdan. Tras un 2017 donde la práctica totalidad de inversiones generaron rentabilidad sin susto de relevancia (volatilidad) en todo el año, se generó una corriente de optimismo desmesurado sobre la totalidad de las inversiones por sus espectaculares retornos sin susto durante muchos meses.
Como se hablaba de un crecimiento económico fuerte y sincronizado en todo el mundo, la recomendación general era “asumir riesgos”, invirtiendo en renta variable. Lo que el hemisferio derecho llamaría un momento “100% perfecto” para invertir, ¿no?
Esto llevó a que, a nivel global, las entradas de dinero en bolsa (renta variable) se situaran en máximos de las últimas décadas. Lo cual señalaba un optimismo generalizado por parte de los inversores. Ese optimismo que tanto le gusta y necesita el hemisferio derecho. Y como podemos comprobar, este hemisferio actúa con mucha fuerza en estas situaciones.
En España la situación no era diferente, con los ahorradores invirtiendo cantidades récord de dinero en fondos de inversión, llamados por la rentabilidad que estos habían dado en 2017. Y también porque, claro, el momento era el idóneo, ¿no?
Llega la Tormenta 2018: todo cae.
Sin embargo, después de la rentabilidad de los ahorros a través de fondos que hubo a lo largo de 2017 y enero de 2018, llega el desplome generalizado.
Caídas en renta variable y renta fija durante el año pasado que hicieron que todos los mercados cerraran en pérdidas.
¿Cómo es posible? Aunque hay multitud de factores, el resumen es que siempre hay vaivenes: subidas y bajadas (volatilidad). Siempre.
Y claro, cuando echamos mano del hemisferio equivocado (el derecho, el emocional) para decidir sobre nuestro dinero, pasa lo que pasa: acabamos con una mala experiencia. Con las inesperadas caídas de 2018, los ahorradores vendieron y retiraron su dinero de fondos de inversión con las consiguientes pérdidas.
Lo que en inversión se llama “comprar (caro) porque sube para vender (barato) porque baja”. Justo lo contrario que haría su hemisferio izquierdo.
El remate final: un diciembre para olvidar
La puntilla de 2018 llegó en diciembre, un mes donde tradicionalmente “la bolsa siempre sube”. Pero las estadísticas están para romperlas, y en 2018 tuvimos el peor diciembre en bolsa desde hace más de 85 años. Un hito que provocó los mayores reembolsos (ventas) de los mismos fondos que se contrataron masivamente en 2017 hasta llegar a récords no vistos desde el rescate de España (donde salieron de los fondos más de 10.000 millones de euros).
Entonces: ¿Cuándo invertir el ahorro?
¿Existe entonces ese momento para invertir tras el peor año para hacerlo? ¿Es un buen momento para invertir ahora? Para empezar, debemos interiorizar la función de los dos hemisferios.
Esto implica que el hemisferio izquierdo tome el control de lo que se le da bien. Es decir, ser más racionales, analíticos, prácticos, disciplinados y planificadores a la hora de invertir.
Una forma para interpretar los momentos de subidas/bajadas en las inversiones y entradas/salidas de dinero generalizadas, sería consultar algunos detalles recurrentes que se repiten como patrones, y cuyo conocimiento previo nos puede ayudar a NO cometer errores a la hora de invertir.
Si vemos las suscripciones netas en fondos de inversión en los últimos años junto con la evolución de las rentabilidades de éstos, podemos ver perfectamente que las mayores entradas de dinero de inversores se dan justamente tras grandes rentabilidades. Esto significa que una gran mayoría de inversores deciden invertir justo cuando los precios están más caros, cuando los precios entrañan más riesgo que rentabilidad.
Y cuando hay vaivenes y bajadas en los mercados financieros y las inversiones caen de valor, es cuando los inversores retiran su dinero.
Viéndolo con algo de perspectiva, así es imposible obtener rentabilidad de sus ahorros.
La clave es invertir con expectativas correctas
La clave cuando se invierte es hacer primero una planificación de los objetivos personales y familiares que se quieren y necesitan conseguir a corto, medio y largo plazo.
Una vez bien detallado este primer paso básico, lo segundo es hacerlo de forma diversificada y conociendo las características de riesgo y volatilidad( subidas y bajadas) del activo en cuestión donde se vaya a invertir. Para esto es clave:
- Realizar aportaciones periódicas mensuales a las distintas inversiones
- Aceptando que hay periodos de caídas en todas y cada una de ellas
De esta forma, conseguiremos:
- Tener unas expectativas correctas y una estrategia disciplinada antes de invertir.
- No asustarnos por las caídas, porque ya estaremos esperándolas.
Esto, bien trabajado y en compañía de un asesor financiero certificado, acabará siendo un automatismo que le permitirá vivir mucho más tranquilo y conseguir sus objetivos financieros usando la parte de su cerebro apropiada para ello: la racional.
Conclusión: qué hay que tener en cuenta a la hora de invertir su ahorro
Es fundamental tener objetivos a corto, medio y largo plazo. Contar con una estrategia financiera para llegar a cada uno de ellos, y ajustar el riesgo (volatilidad) de los activos en los que invierte a su propio perfil. Es decir, crear una planificación financiera disciplinada y metódica, asumiendo unas condiciones (de riesgo y dinero) que pueda cumplir.
Por cierto, si se pregunta qué han hecho la práctica totalidad de los activos financieros en este primer cuatrimestre de 2019 que arrancaba con tanto pesimismo, han tenido las mayores subidas que se recuerdan en los últimos años.
La moraleja es clara: es mejor no preocuparse por lo qué harán las inversiones en el corto plazo, sino por lo que hará usted como inversor y cómo se preparará antes de invertir. Y con un asesor financiero sensato a su lado, todo esto será más fácil.
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Este post fue publicado originalmente en el Blog de Banco Mediolanum