EE. UU. sigue aplicando los principios del libre mercado, incluso para los trabajadores. Por el contrario, Europa recurre cada vez más a los subsidios por desempleo parcial para proteger los puestos de trabajo. ¿Resulta acertado? GRÁFICO DE LA SEMANA DE DWS: Los subsidios por desempleo parcial.
Uno de los pocos aspectos positivos de una crisis es que permite comparar los beneficios potenciales de las diferentes políticas económicas aplicadas por países que se ven afectados de forma parecida.
En las últimas semanas, los datos del mercado laboral de EE. UU. han ido de mal en peor (ver nuestro Gráfico de la Semana del 13/4/2020) [1].
En el plazo de tres semanas, más de 15 millones de estadounidenses han solicitado prestaciones por desempleo, a pesar de las diversas medidas de ayuda puestas en marcha [2]. Teniendo en cuenta la cifra estimada de población activa, la tasa de desempleo podría aumentar hasta el 13%, según Christian Scherrmann, economista para EE. UU. en DWS. Mientras tanto, en Europa, se han disparado las solicitudes de subsidio por desempleo parcial.
Hasta el 13 de abril, solo en Alemania 725.000 empresas habían solicitado acogerse a un programa de reducción de jornada subvencionado por el gobierno, o «Kurzarbeit».
Es probable que la mayoría pertenezcan al sector servicios, que se ha visto particularmente afectado por la caída de la demanda. Sin embargo, cada vez son más las empresas de ingeniería mecánica y de instalaciones que se acogen al «Kurzarbeit».
Solo en los sectores metalúrgico y eléctrico, se estima que 2,2 millones de empleados participan en un programa de este tipo. Por comparar, durante la crisis financiera «solo» 1,4 millones de trabajadores recibieron un subsidio por desempleo parcial.
Estos programas ayudaron a evitar los despidos durante la recesión posterior, al reducir las horas de trabajo, y el gobierno compensó parte del salario que dejaron de percibir los empleados.
GRÁFICO DE LA SEMANA DE DWS: Los subsidios por desempleo parcial.
El «Kurzarbeit» ya no es solo un fenómeno alemán. En los últimos años han surgido programas similares, sobre todo en países donde los principios del libre mercado están menos asentados que en EE. UU. En Francia, las reducciones de jornada («chomage partiel») han alcanzado dimensiones inimaginables y ya afectan a 6,3 millones de trabajadores, es decir, a más de una quinta parte de los empleados franceses.
También se espera un aumento considerable en Italia y España, muy superior a los niveles alcanzados durante la crisis financiera.
Tras la quiebra de Lehman, las reducciones de jornada contribuyeron a frenar el aumento del desempleo, sobre todo en Alemania, como muestra nuestro «Gráfico de la Semana».
En EE. UU., por el contrario, el desempleo se disparó pero se crearon nuevos puestos de trabajo más rápidamente durante la recuperación.
«La reducción de jornada resulta útil para mitigar los efectos temporales de una crisis, especialmente dada la escasez de trabajadores cualificados en Alemania», explica Ulrike Kastens, economista en DWS.
Sin embargo, podría ser difícil aplicar este modelo en otros países europeos. Muchos de los empleos del sector servicios en particular son más sencillos y a menudo están sujetos a contratos temporales. Tarde o temprano, es probable que Europa también acabe sufriendo su correspondiente cuota de despidos.
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Todas las opiniones y afirmaciones contenidas en el presente documento se basan en datos de fecha 15 de abril de 2020 y podrían no llegar a materializarse. Esta información podrá verse modificada en cualquier momento dependiendo de consideraciones económicas, de mercado y de otro tipo, y no debería tomarse como una recomendación. Los rendimientos pasados no son indicativos de resultados futuros. Las previsiones están basadas en hipótesis, estimaciones, opiniones y modelos hipotéticos que podrían estar equivocadas. DWS International GmbH. Traducido del CRC 075168 (04/2020).