Soy Asesora Financiera Personal y muy a menudo me encuentro con ideas un tanto peregrinas de lo que mi profesión implica, de lo que hago o de lo que aporto a mis clientes.
¿Quién necesita un asesor financiero personal?
Son muchos los que opinan que no necesitan un asesor financiero: los más, porque dicen tenerlo ya. Otros tantos porque no son millonarios. Y no se quedan atrás, los que consideran que no lo necesitan:
“Los que dicen tenerlo ya”, me equiparan a un director de banco, al financiero de su empresa o a la asesoría con la que trabajan. Toca aclarar en este punto, que vender no es asesorar y que hacer números de empresa no es lo mismo que planificar la economía y el patrimonio financiero personal y/o familiar.
“Los que no son millonarios”, dejan lo poco o mucho que tienen en cuenta corriente y son otros los que, con su dinero, deciden qué les conviene. Los miembros de este grupo terminan por ser un cliente más en una hoja de Excel, con quienes cubrir los objetivos de una Entidad Financiera.
Y qué decir, de “los que no lo necesitan”, a quienes personalmente llamo: “los hago yo”.
Entiendo que a todos nos puede gustar mucho un determinado tema y podemos creer que sabemos mucho, incluso más o menos que los demás.
Ahora bien, y por poner un ejemplo: si tienes un problema de salud, vas al médico y si se trata de un problema jurídico, al abogado.
Para qué sirve un asesor financiero personal
La especialización y profesionalización, existe y es cada vez más necesaria, máxime en este caso, si hablamos del capital financiero de una persona o familia.
Si soy yo, la que contesta sobre el “para qué” de contar con un asesor financiero personal, podría sintetizarlo de la siguiente manera:
En mi trabajo como Asesora Financiera Personal busco asegurar a mis clientes su bienestar financiero personal presente y futuro, incluso en muchos casos solucionando problemas pasados y errores generacionales de índole económico financiero que evitarán que se repitan comportamientos equivocados, que puedan tirar por el retrete el trabajo, esfuerzo y ahorro de muchos años.
Paso a paso: qué hace un asesor financiero personal
Entiendo que entre profesionales se comprendan estas palabras. Aunque para nuestros clientes, decir esto, sin más, puede sonar muy filosófico y poco práctico. Así pues, me explico:
- Cuando me entrevisto con un posible cliente, siempre comienzo por informarle, de forma muy sencilla, en qué consiste mi profesión. Distinguiendo los servicios que, por ley, damos las diferentes entidades financieras y profesionales del sector. Y lo que para ellos implica, según hayan elegido uno u otro servicio.
- Tras esto, llega lo más importante. Y es que comprendan la imposibilidad de realizar mi trabajo : “asesorar”, si no conozco su situación financiera, personal, familiar y profesional. Y que con tal motivo me veo en la obligación profesional de “preguntar”.
- Y voy más allá, preguntando qué miedos, necesidades, sueños y objetivos tienen en la vida; pues como decía antes, el para qué de mi profesión, en mi caso, es asegurar el bienestar financiero personal de mis clientes. Y podemos comprender que “bienestar” es todo y es nada, pues cada uno mide y valora su bienestar de diferente manera.
De ahí las necesarias preguntas que como profesional quiero y debo hacer.
Hechas estas preguntas pasamos de lo cuantitativo a lo cualitativo. Los números nos llevarán del cuánto al para qué. Sirva de ejemplo: del “cuánto necesito” o “con cuanto quiero contar cuando me jubile” al “para qué” quiero tener ese dinero, que no es otra cosa que preguntarse cómo llevar el tipo de vida que deseo, llegado ese momento.
Conclusión: para qué necesitas un profesional financiero
Como reflexión final concluir que desarrollo y disfruto de mi profesión puesto que entiendo que el dinero y el patrimonio con el que contamos, no es más que un medio para conseguir un fin: el fin de servirnos. Y de tal modo la economía, el patrimonio y la riqueza sirven a las personas y no al revés. Si le damos la vuelta, algo estaremos haciendo mal.
Con mi profesión, contribuyo a que las personas reflexionen sobre sus fines, sus para qué gastan, ahorran e invierten.
Establecemos prioridades de gasto, ahorro e inversión. Priorizamos en cuanto a objetivos y necesidades. Planificamos cómo hacerlo, con diferentes estrategias financieras, estableciendo una ruta que da equilibrio y sentido a sus presentes, al para qué de su trabajo, esfuerzo y dedicación, acercándoles a la consecución de sus diferentes objetivos, con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho y el contar siempre y en todo momento con un profesional de su confianza que se “ocupa” de sus finanzas para evitar la “preocupación” de sus clientes.
Economía próspera y bienestar no siempre van de la mano. Con mi trabajo como asesora financiera personal me pongo como objetivo propio, el contribuir al mantenimiento y sostenimiento de una economía próspera para mis clientes que contribuya a su propio bienestar.
¿Cómo? Pues evitando matar moscas a cañonazos, con el desarrollo de una planificación financiera personal, eficaz y eficiente, basada en lo expuesto: profesionalidad, estrategia, mucho preguntar, confianza y fundamental; conocer a mis clientes y reconocer y detectar sus objetivos y necesidades financieras. Es decir: sus “para qué”.
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