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El oro: pilar estratégico en el nuevo orden financiero global

Oro

En un panorama económico y financiero cada vez más fragmentado y vulnerable a los choques externos, el oro ha resurgido no solo como un activo refugio tradicional, sino también como un pilar estratégico para bancos centrales, instituciones financieras y grandes inversores. Un artículo de opinión firmado por Álvaro Castillo.

Los factores detrás de este renovado protagonismo son múltiples: la implementación de Basilea III, los ajustes en las políticas de reservas de los bancos centrales, la creciente inestabilidad geopolítica y los desafíos estructurales de la economía global, como la inflación persistente y el debilitamiento del dólar estadounidense.

Basilea III: la reconfiguración sistémica del rol del oro

La introducción de las regulaciones de Basilea III ha marcado un antes y un después en la gestión del riesgo y la estabilidad financiera global. Diseñadas tras la crisis financiera de 2008, tienen como objetivo mejorar la resiliencia del sistema bancario frente a futuras crisis. Sin embargo, uno de los cambios más trascendentales fue la reclasificación del oro físico como activo de nivel 1, poniéndolo al mismo nivel que el efectivo y los bonos soberanos más seguros.

Antes de Basilea III: un activo subestimado

Por su naturaleza tangible y su inmunidad al riesgo de contrapartida, ha ganado preeminencia en los balances de los bancos centrales.

Después de Basilea III: garantía de estabilidad

El estatus de nivel 1 otorga al oro una posición privilegiada:

No obstante, la aplicación completa de Basilea III, originalmente programada para 2023, ha sido aplazada en la Unión Europea hasta 2026, lo que implica que los bancos aún tienen margen para ajustar sus estrategias de reservas.

El auge de las compras de oro por los bancos centrales

Desde 2021, las compras netas de oro por parte de los bancos centrales han superado niveles históricos. En 2022, se alcanzaron 1.080 toneladas, la cifra anual más alta en más de 50 años, y en 2023 se continuó esta tendencia con compras acumuladas superiores a las 1.000 toneladas.

Países líderes en la acumulación de oro

Motivaciones estratégicas detrás de estas compras

  1. Desdolarización: Un número creciente de economías emergentes busca reducir su dependencia del dólar estadounidense.
  2. Inflación global: La persistencia de altos niveles de inflación ha llevado a una búsqueda de activos inmunes a la erosión monetaria.
  3. Riesgo geopolítico: Conflictos como la guerra en Ucrania han subrayado la necesidad de activos no vulnerables a sanciones internacionales.

Evolución del precio: indicadores y proyecciones

El precio del oro ha reflejado estas tendencias estructurales, alcanzando nuevos máximos históricos en 2024. Durante el primer semestre, el precio superó los 2.500 dólares por onza, impulsado por una demanda sostenida tanto de bancos centrales como de inversores privados.

Factores clave en la evolución del precio

Proyecciones para 2025

Analistas de Goldman Sachs y otros grandes bancos estiman que el precio del oro podría alcanzar los 2.700 dólares por onza a principios de 2025, con picos de hasta 3.000 dólares en escenarios de elevada incertidumbre geopolítica y posibles recortes de tasas de interés.

La fiscalidad del oro: un activo fiscalmente eficiente

El marco fiscal favorable del oro físico de inversión lo convierte en una opción aún más atractiva para inversores sofisticados:

Esta eficiencia fiscal, combinada con la liquidez y su estabilidad histórica, refuerza su atractivo para inversores de gran capital.

El oro ha demostrado ser una herramienta estratégica no solo para bancos centrales, sino también para Estados que buscan independencia financiera frente a bloques económicos dominantes. Las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania son un claro ejemplo de cómo los activos financieros tradicionales pueden quedar bloqueados, mientras que el oro sigue siendo una reserva independiente y universalmente aceptada.

En un mundo multipolar, donde la rivalidad entre EE. UU. y China se intensifica y los bloques económicos compiten por la hegemonía, el oro continúa siendo un símbolo de neutralidad financiera y poder soberano.

Reflexión final: pilar fundamental en un mundo fragmentado

En un contexto marcado por crisis recurrentes, incertidumbre económica y transformaciones regulatorias, el oro ha reafirmado su papel no solo como refugio seguro, sino también como un activo estratégico esencial en la arquitectura financiera global.

El impacto de Basilea III, el auge de las compras por parte de bancos centrales, la eficiencia fiscal y la resiliencia geopolítica posicionan al oro en el centro de las estrategias de inversión y reserva globales.

Como dijera J. P. Morgan: «El oro es dinero. Todo lo demás es crédito».
En un mundo donde el crédito y la confianza se erosionan con facilidad, el oro sigue brillando como la única constante sólida y universal.

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