Podíamos decir, incluso antes de la pandemia que ha azotado al ser humano a nivel mundial, que los últimos años habían sido totalmente convulsos desde el punto de vista de la economía. Debido a ello, cada vez se reivindican con más fuerza las lecciones comúnmente aceptadas hace unos tres cuartos de siglo; entiéndase en este comentario el nombre de Keynes.
Dicha reivindicación es compatible con que dirijamos la mirada a otras fuentes, de las que ahora quiero destacar a Nikolai Kondratiev.
Este analista ruso desarrolló unos estudios que dieron como fruto el concepto de ciclo largo o ciclo Kondratiev. Murió en los años treinta, en lo que se ha conocido como las purgas de Stalin.
Kondratiev observó, al menos, tres ciclos largos; cada uno de ellos contaba con un año de inflexión a partir del cual, la actividad económica y condiciones de vida de la población se deslizaban cuesta abajo hasta llegar al final de la ola.
Lo característico de cada ciclo Kondratiev es que se asocia a una innovación tecnológica.
- Así pues, el primer ciclo es el que comienza en 1.773 y acaba en 1.848, con año de inflexión en 1.815. Estaba relacionado con la máquina de vapor.
- El segundo va de 1.848 a 1.896, y su año de cambio se sitúa en 1.873. Se asociaba a la aplicación de la máquina de vapor al ferrocarril.
- El tercero comienza en 1.896 y dura hasta 1.945 (posterior a la muerte de Kondratiev). Como no podía ser de otra forma, el año crítico fue 1.929. Se encuentra relacionado con el motor eléctrico y la producción en masa.
En los años ochenta, en determinados círculos académicos se afirmaba que se estaba experimentando un cuarto ciclo cuyo año de inflexión sería 1.973. La electrónica habría sido su innovación.
¿Y si en las tres o cuatro décadas posteriores a los años ochenta estuviéramos asistiendo a un nuevo ciclo largo caracterizado por el auge de las telecomunicaciones?
No sería difícil entonces imaginar que el año que hubiera iniciado la pendiente descendiente fuera 2.008.
En todo caso, las novedades técnicas que podríamos vislumbrar para la próxima ola serían blockchain y energías renovables.
La incorporación de conocimientos sobre estas áreas en las enseñanzas de todos los niveles todavía está en sus inicios, por lo que es previsible que la sociedad haga un esfuerzo para implantarlos.
Respecto a ello, obviamente constituye un paso en el buen camino la acreditación ESG que nuestra asociación otorga. No olvidemos que el trabajo de Kondratiev puede ayudarnos a conseguir una panorámica más global de nuestro entorno, y desde ella valoraremos mejor las oportunidades de aprendizaje que se nos ofrezcan.