Si preguntásemos a cualquier profesional del mundo financiero que nos enumerase alguna de las principales garantías para proteger el resultado de cualquier inversión, con una probabilidad muy alta, la diversificación ocuparía uno de los primeros lugares en el podium de salvaguardas económicas.
La diversificación es la mejor forma de reducir el riesgo de una inversión y la premisa fundamental para cualquier inversor. Las fuentes de la diversificación son múltiples, pudiéndose obtener esta colocando el capital en diferentes:
- Plazos
- Mercados
- Liquidez
- Niveles de riesgo
- Geografías
- Clases de activos
A mayor diversificación, mayor disminución del riesgo asumido y, por lo tanto, mayor tranquilidad frente a la ineludible incertidumbre de cualquier apuesta inversora.
Digitalización y diversificación: a una
Por el lado de los activos donde invertir, el fenómeno imparable de la digitalización de procesos y prácticas sectoriales (que hasta hace bien poco habían funcionado exclusivamente en analógico y para grupos restringidos y cerrados de inversores) ha abierto el abanico de posibilidades.
La digitalización ha permitido el descubrimiento y el aprovechamiento de nuevas formas de diversificar el destino del dinero de los ahorradores.
Cómo diversificar la inversión en el sector inmobiliario
Uno de los sectores menos propensos a la diversificación -por el considerable importe necesario para participar en el mismo- fue siempre el inmobiliario.
Salvo para grandes o medianas fortunas, la compra de una vivienda no permitía diversificar un patrimonio, sino más bien concentrar el grueso de la inversión y del riesgo de cualquier familia media en un solo activo.
Con la llegada de las plataformas de financiación participativas ( PFP ) a partir del año 2015, y su regulación mediante la Ley 5/2015 de 27 de Abril para el fomento de la financiación empresarial, la inversión inmobiliaria se democratiza.
Lo que significa que cualquier pequeño inversor puede acceder a invertir cantidades plenamente razonables en la financiación de proyectos inmobiliarios.
Y por lo tanto, participando de la rentabilidad de un sector que ha demostrado una robustez indiscutible tras haber aprendido la dura lección de la crisis precedente.
Las plataformas de financiación participativas: inversión al alcance de todos
Las plataformas de financiación participativas están reguladas y autorizadas por la CNMV – bajo el control del Banco de España – y permiten, mediante la utilización de nuevas tecnologías, poner en contacto a promotores que necesitan financiación para sus proyectos, con inversores ávidos de rentabilidad.
Todo ello, en un entorno de tipos de interés paupérrimos, y de máximos históricos de unos mercados bursátiles, que no pueden aguantar valoraciones extremas de manera sempiterna.
En la actualidad existen una decena de plataformas especializadas, algunas ya autorizadas y en pleno funcionamiento y otras en trámite de autorización por la CNMV.
Con la aparición de estas plataformas cualquier usuario a golpe de un click en un entorno seguro, cómodo, fácil y tecnológicamente pulcro, puede acceder a oportunidades de inversión inalcanzables hasta la fecha.
También pued participar de operaciones enormemente atractivas por potencial de rentabilidad, seguridad y experiencia que aportan promotores de total solvencia y profesionalidad acreditada.
Se trata de pasarelas tecnológicas que permiten al individuo hacer proyectos e inversiones sin pasar por los circuitos bancarios. Lo que las convierte en formas de inversión mucho menos elitistas y democratizadas económicamente.
Cómo usar las plataformas de crowdfunding
Para operar, el inversor sólo debe elegir un proyecto, el volumen a desembolsar y, tras registrarse en la plataforma, formalizar la inversión a través de una transferencia online.
Una vez alcanzado el 100% del capital requerido para la compra concreta, se procede a crear una sociedad que adquirirá el activo, y cuyo capital se repartirá entre todos los accionistas.
Para evitar una concentración de activos y de riesgo indeseables, la ley regula los importes máximos y mínimos de inversión que los particulares pueden invertir en plataformas de este tipo.
Un inversor minorista no acreditado, con renta inferior a 50.000€, no puede invertir más de 3.000€ en el mismo proyecto, o más de 10.000€ en una plataforma de este tipo.
Pero las plataformas no se quedan aquí. Pues:
- Ofrecen una rentabilidad previa atractiva
- Permiten el seguimiento del proyecto hasta su finalización
- Criban con criterios estrictos las promociones en las que invierten, la seriedad y profesionalidad de sus promotores
- Devuelven el dinero en caso de no completarse el capital requerido para ponerlo en marcha
En España, los líderes de estas plataformas son nombres que ya empiezan a sonar entre las opciones de inversión de los ahorradores.
Conclusión: ventajas del crowdfunding para el pequeño inversor
Con matices de funcionamiento, todas estas plataformas han favorecido a la más que necesaria desintermediación financiera y han puesto en valor el micro mecenazgo.
Han hecho bueno aquello de “la unión hace la fuerza” y han dado salida real a las inquietudes inversoras de miles de españoles que quieren tener acceso al mercado inmobiliario, sin necesidad de tomar riesgos de concentración imposibles o innecesarios.
Tras más de veinte años surcando los mares financieros he visto procesos de democratización financiera de todo tipo que han permitido a los pequeños inversores el acceso a activos que, de no ser por pequeñas revoluciones ( legislativas, sociales, tecnológicas), no habrían sido nunca posibles.
En el ámbito de la inversión inmobiliaria, la revolución se llama plataformas de financiación participativas (crowdfunding).
Estas plataformas han sido una revolución necesaria para ordenar un sector resbaladizo que ha sabido reinventarse tras los desmanes de la crisis inmobiliaria española. Con fórmulas claras, simples, sencillas, reguladas, supervisadas, bajo la premisa de una total transparencia y la ayuda de las últimas tecnologías, constituyen una oportunidad de inversión inmejorable y una fuente de diversificación inversora que ningún ahorrador debería ignorar.