El nuevo curso sigue aderezado por dos ingredientes que, sumados, dan como resultado un plato difícil de digerir por muchas familias. Hablamos de los tipos de interés, que se resisten a bajar, y la inflación, que no cesa.
Uno y otro llevan meses castigando los bolsillos de los consumidores, que, como resume Cinco Días, “buscan cómo protegerse del zarpazo de la inflación y del encarecimiento de los créditos al consumo e hipotecas (principalmente las que están a tipo variable)”.
El euríbor, principal índice hipotecario en España, ha bajado hasta el 4,07%, según ha informado el Banco de España. El mes anterior alcanzó su nivel más alto desde 2008: 4,14%. Si bien es cierto que es la primera vez que el Euríbor desciende en 20 meses, esta cifra sigue siendo lo suficientemente elevada como para que el consumidor apenas pueda sentir ningún alivio.
Mayores cuotas y una cesta de la compra con productos que, como el aceite de oliva (la estrella mediática del momento), han disparado sus precios, están llevando a muchas familias a idear formas de sobrevolar estos sobrecostes. Como destaca Cinco Días en una noticia que podéis leer de forma íntegra aquí, “una de las alternativas es utilizar el ahorro acumulado en la pandemia para amortizar parte del capital pendiente de los préstamos”. De esta manera pueden contener la cuota, aunque eso suponga no reducir el plazo. Más tiempo, pero menos ajustados. O, lo que es lo mismo, poder llegar a fin de mes.
Más inflación, menos ahorro
“En primer lugar, los hipotecados con más incentivos para amortizar una parte de la deuda pendiente son los que están a tipo variable”, destacan desde el diario económico. En este punto, se abren dos vías: “reducir plazo, que es lo más beneficioso para pagar menos intereses financieros en el total del crédito. O, por otro, bajar la cuota para contener la subida ante la escalada del euríbor. Esto es, tratar de no ir tan ahogados en el mes a mes”.
No es fácil. El encarecimiento de las hipotecas se lleva por delante el 33% del salario, según datos del Colegio de Registradores, por encima de las recomendaciones de los expertos, que aconsejan que el nivel de endeudamiento no supere el 30% para evitar situaciones de asfixia en perfiles de alto riesgo, como lo provocados por la crisis de 2008. Un porcentaje que, en realidad, es solo una media. En las Islas Baleares los ciudadanos destinan el 58,2% de su salario al pago de la hipoteca, mientras que en la Comunidad de Madrid un 41%. Cataluña no está lejos.
En este contexto, desde EFPA España, recuerdan a las familias con capacidad de ahorro la importancia de “poner el dinero a trabajar” y no solo a mantenerlo quieto o aparentemente estable en un escenario de encarecimiento generalizado como el que vivimos, siempre contando con un asesor financiero certificado que estudie los productos que mejor se adecúen al perfil del inversor y que le brinden la oportunidad de obtener rentabilidades que equilibren los efectos de la inflación.