Cada decisión económica que tomamos traza un rumbo en nuestra vida, y la educación financiera se revela como brújula esencial. EFPA España lleva una década trabajando para cerrar la brecha de conocimiento en este ámbito, y los resultados hablan por sí solos: más de 45.000 personas formadas en toda España. Detrás, se esconde la labor de los asociados que ejercen como formadores voluntarios, quienes, con su dedicación y experiencia, hacen posible el cambio. En el número 19 de Asesores Financieros EFPA hablamos con algunos de ellos, quienes comparten el win-win que supone formar parte de este proyecto único.
Corría el año 2015 cuando EFPA España inició su Programa EFPA Educación Financiera. El objetivo era claro, pero no tan común -u obvio- como lo es ahora: dotar a la ciudadanía de herramientas para gestionar su economía de manera más eficiente. Hoy, con más de 45.000 personas formadas y la participación de más de 1.000 asesores financieros voluntarios miembros certificados de EFPA, la iniciativa se ha consolidado como una de las más relevantes en el ámbito privado.
Desde su lanzamiento, el programa ha llegado a colegios profesionales, asociaciones y gremios, impartiendo cerca de 3.000 horas de formación. Un impacto que no hubiera sido posible sin la colaboración indispensable de los formadores certificados por EFPA España. Profesionales gracias a los cuales la brecha de conocimiento en finanzas hoy es un poco más pequeña que hace 10 años, transformando vidas gracias a la educación financiera y, con ellas, las suyas.
“Siempre me ha gustado poder compartir mis conocimientos y ver que, de alguna manera, tengo impacto, por pequeño que sea, en la vida de otras personas”, explica Naiara Martinicorena, quien ha formado a colectivos de profesionales como biólogos en el País Vasco y farmacéuticos en Málaga. “Lo más gratificante es ver lo agradecidos que están después de los talleres. Porque, verdaderamente, están adquiriendo herramientas que les ayudarán a tomar decisiones financieras más informadas”, añade. Pero los beneficios de esta experiencia también revierten en ella. “Este programa de voluntariado me ha ayudado a estar cada día más segura de mí misma. Ahora puedo hablar en público con mayor confianza, ¡y me encanta!”, confiesa, compartiendo lo mucho que ha crecido en ese aspecto. Con cada taller, asegura que se lleva consigo más herramientas y conocimientos que luego aplica con sus propios clientes.
Iratxe Panadero es otra ‘profe’ experimentada, delegada, a su vez, del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España en el País Vasco. “Participar me pareció que era algo necesario. Muchos clientes nos dicen que echan de menos haber recibido formación financiera que les ayude en sus decisiones importantes”, comenta. Sin embargo, también menciona una dificultad que ha tenido que afrontar: el lenguaje. A menudo, observa, los conceptos que los asesores dan por sentados no son claros para las personas que no tienen experiencia en el tema. “Nuestro lenguaje a veces no llega a los clientes. Es importante encontrar un lenguaje común, uno que todos puedan entender”, reflexiona. Sergio Gutiérrez-Solana comparte una preocupación similar.
Al igual que Naiara e Iratxe, entró en el programa motivado por la falta de educación financiera que percibe a su alrededor. “Creo que tenemos la responsabilidad de mejorar esta situación en nuestra sociedad”, afirma con convicción. A lo largo de su experiencia, ha notado que los asistentes a sus talleres tienen distintos niveles de conocimiento, lo que representa un desafío. “Algunos quieren correr y ver cómo invertir, mientras que otros necesitan comenzar desde lo más básico. Es complicado encontrar un punto de equilibrio”, nos explica. Es, precisamente, un desafío que todos mencionan: la disparidad de conocimientos previos entre los participantes, algo que Iratxe también ha notado, mientras pone en valor la importancia de combinar la teoría con la práctica. “Clave para asentar mejor todo lo que vemos con ellos”, dice.
Necesaria y vertebral
El sistema educativo, y la discriminación de la educación financiera en los programas académicos, es otro tema recurrente entre los formadores. “Sin duda, es algo imprescindible. Todos deberíamos abordar estas cuestiones desde la educación obligatoria”, dice Iratxe con firmeza. Naiara está completamente de acuerdo. “La falta de educación financiera lleva a decisiones erróneas con consecuencias negativas. Si tuviéramos esos conocimientos mínimos desde jóvenes, estaríamos mejor preparados para afrontar cualquier situación económica”, asegura.
Itziar Jáñez ha disfrutado especialmente de las sesiones presenciales, que ha impartido a médicos, arquitectos o ingenieros, entre otros gremios: “Es más gratificante, porque interactúas mucho más con los asistentes y te agradecen los conocimientos adquiridos al terminar la sesión”. En su caso, comparte que ha puesto énfasis en dos puntos: “Uno, todo el mundo puede y debe organizar sus finanzas y ahorrar porque es necesario para el futuro. Y dos, siempre es mejor hacerlo asesorado por un profesional como nosotros”.
El éxito del programa se mide no solo en números, sino en la satisfacción de sus participantes. Con una valoración de 8,6 sobre 10 por parte de los asistentes y 9,3 entre los asesores financieros voluntarios, el proyecto se ha convertido en un referente de educación financiera en España.
De sus respuestas, como apuntábamos al inicio, extraemos una conclusión común: al formar parte de este programa, no solo están aportando algo valioso a los demás, sino que también están aprendiendo ellos mismos. Para Sergio, la experiencia le ha permitido no solo mejorar su habilidad para hablar en público, sino también recibir lo que para él es una de las recompensas más grandes: “Ver que has marcado la diferencia en su forma de entender las finanzas”.
Al final, todos lanzan el mismo mensaje para aquellos miembros de EFPA que estén pensando en ser formadores voluntarios. Como señala Naiara: “Es muy enriquecedor dotar a las personas de las herramientas que necesitan para que cada vez menos gente sea vulnerable”. Sin duda, un programa que beneficia a todos los involucrados y refleja el espíritu de la iniciativa, que no solo busca empoderar a los participantes, sino también enriquecer a los propios formadores.
Cifras destacadas
- Más de 300 colectivos han participado en el programa.
- Más de 1.000 asesores financieros voluntarios han impartido talleres.
- Más de 45.000 personas se han formado en 10 años.
- Los alumnos le ponen una nota de 8,6 sobre 10.
- Los formadores voluntarios le dan un 9,3 sobre 10.
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