La movilidad sostenible no es (solo) una tendencia al alza, es una necesidad acuciante. El cambio climático, que exige una economía cada vez más descarbonizada, marca el camino. Y hay demanda.
Una cifra nos ayuda a entender que esto no es solo flor de un día y que “solo ha hecho que empezar”. A título de ejemplo, las cifras de matriculaciones de vehículos eléctricos. En España, en 2018 eran 9.552 los automóviles electrificados. En 2022, 79.185. Es decir, se ha multiplicado por ocho. La movilidad sostenible es una realidad, pero, aunque creciente, aún no es algo omnipresente, de ahí la importancia de recordar lo importante que es promoverla.
Con motivo de la Semana de la Movilidad Sostenible, que tiene lugar esta semana, recordamos qué es y por qué puede ser un buen momento para invertir en tecnologías y procesos que buscan reducir el impacto ambiental y promover una movilidad más eficiente y limpia.
Movilidad sostenible, sí o sí
No es un capricho: el transporte es uno de los grandes generadores de emisiones y, si queremos asegurar el futuro de las generaciones que vienen -y la nuestra propia-, la adopción de prácticas y tecnologías que minimizan la contaminación del aire, reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y mejoran la calidad de vida en áreas urbanas y rurales es clave.
La movilidad sostenible tiene diversas caras, todas válidas. Esta semana, de hecho, se recuerda de forma especial la importancia de fomentar el uso de sistemas públicos eficientes y accesibles -como trenes, tranvías y autobuses-, reduciendo la dependencia de automóviles privados. También la creación de infraestructuras que impulsen el uso de las bicicletas y la presencia de peatones. La movilidad sostenible promueve, en definitiva, el uso de vehículos y sistemas de transporte que funcionen con energías limpias y renovables, como también lo son los vehículos eléctricos (VE).
Movilidad sostenible e inversiones ESG
Cada vez más, gobiernos, empresas y consumidores adoptan tecnologías y prácticas de movilidad más sostenibles, y cabe destacar la estrecha relación que existe entre las energías renovables y algunas de las inversiones con mayor proyección y demanda (energías renovables, tecnologías de movilidad, infraestructura de carga y almacenamiento, fabricación de baterías, bicicletas y micromovilidad, etc). La lista es larga.
El impulso de las inversiones ESG (aquellas que ponen el foco en factores ambientales, sociales y de buen gobierno al seleccionar y gestionar inversiones, como lo es la movilidad sostenible) brinda la oportunidad a los inversores de combinar sus objetivos financieros con sus valores personales y contribuir al bienestar del planeta y la sociedad.
En este marco de oportunidades, desde EFPA España recomiendan siempre contar con un asesor financiero certificado y especializado en este segmento para obtener información rigurosa sobre las mejores oportunidades en movilidad sostenible según el perfil de riesgo y los objetivos del inversor.