Iniciamos 2024 compartiendo íntegramente una columna de Andrea Carreras-Candi en Diari de Tarragona. Un breve recordatorio que aborda la clave definitiva para conseguir nuestros objetivos financieros: la planificación.
Con el cambio de año surge una nueva oportunidad de reflexionar sobre nuestra salud financiera y trazar un rumbo más sólido hacia el futuro. Para emprender con éxito este viaje es esencial comenzar por mirar hacia atrás. Analizar detenidamente el año que se va despidiendo implica reflexionar sobre el carácter de nuestros gastos e ingresos, entender su propósito y evaluar su impacto en nuestra vida financiera. Al realizar este ejercicio podemos identificar patrones, reconocer áreas de mejora y elaborar una planificación de cara al nuevo año.
¿Cuál es la meta?
Para ello, detectar cuáles son nuestros objetivos a corto, medio y largo plazo resulta esencial. La compra de un electrodoméstico, un coche, una vivienda, elaborar un fondo para los estudios, ahorrar de cara a la jubilación… Existen infinidad de posibles metas, por eso es importante analizarlas con detenimiento, reflexionar sobre cuál es su grado de importancia y en qué intervalo de tiempo queremos acometerlas. Tener este paso claro nos ayudará a elaborar una planificación financiera que nos permita acometer los propósitos.
El siguiente punto es analizar nuestros ingresos, gastos y capacidad de ahorro. Si nuestro ahorro a final de mes es muy reducido sería conveniente revisar algunos de los gastos en los que incurrimos, sobre todo los discrecionales. Este tipo de desembolsos son, por lo general, menos obligatorios y deberíamos poder reducirlos con mayor facilidad (suscripciones a aplicaciones, gastos de gimnasio, ocio, compra de ropa o caprichos, entre otros).
Presupuesto, la herramienta
Una vez identificado qué porcentaje de nuestros ingresos destinamos a gastos y cómo es nuestra capacidad de ahorro podemos elaborar un presupuesto en el que diversificar ese capital en nuestros diferentes objetivos. Asimismo, es muy recomendable destinar una parte del presupuesto a la creación de un fondo de emergencia, accesible pero separado de los gastos regulares. Este colchón debería permitirte mantener tu nivel de vida durante, al menos, seis meses sin la obtención de ingresos y es una gran ayuda a la hora de poder hacer frente a imprevistos.
En este camino, es importante tener en mente la idea de rentabilizar esos ahorros que, poco a poco, vamos generando. El interés compuesto es, sin duda, un gran aliado en este proceso, debido a que impulsa el crecimiento de nuestro capital en el largo plazo. A diferencia del interés simple, donde los intereses se calculan solo sobre el capital inicial, el interés compuesto incorpora los intereses acumulados periódicamente al principal, generando así ganancias sobre las ganancias. Este fenómeno permite que tu dinero crezca de manera exponencial a medida que pasa el tiempo.
Asesoramiento profesional
Cabe destacar que, para asegurar el éxito en la gestión de nuestras finanzas y la consecución de esos objetivos que nos hemos trazado, es fundamental contar con la ayuda de un asesor financiero. Su orientación experta y personalizada nos permitirá optimizar nuestras decisiones de inversión, diversificar adecuadamente nuestra cartera y maximizar los beneficios del interés compuesto. Además, un asesor financiero puede colaborar en la identificación de metas realistas, ajustar el presupuesto según las necesidades y proporcionar estrategias adaptadas a nuestra situación financiera específica. La experiencia y conocimiento de un profesional en finanzas no solo ofrece asesoramiento técnico, sino también la tranquilidad de contar con un guía confiable para enfrentar los desafíos a los que nos enfrentemos.
Ceñirse al ‘plan’
Con el análisis de objetivos, la elaboración del presupuesto y la ayuda de un experto, tendremos lista una hoja de ruta que nos permita encarar financieramente el nuevo año. A partir de este momento solo queda ceñirnos al plan y adaptarnos a las circunstancias conforme se presenten, teniendo presente que no siempre las cuentas salen como queremos y que, en ocasiones, puede ser necesario reajustar la planificación según la marcha. Por ello, uno de los principales objetivos que deberíamos tener para empezar el nuevo año con buen pie, no es otro que trabajar en nuestra educación financiera, ya que nos permitirá conocer más productos de ahorro e inversión, y proporcionará la tranquilidad que deseamos para tener un año financieramente productivo.