Leemos en Asesores Financieros EFPA que “la recién propuesta Estrategia de Inversión Minorista es, sin duda, un jaque de la Comisión Europea que va a obligar a realizar importantes movimientos al sector de la distribución y el asesoramiento financiero, cambiando la posición y el cometido de alguna de sus piezas. El reto es importante”, tal y como introduce Rafael Rubio en uno de los artículos destacados del número 13 de la revista, que reproducimos parcialmente, y que puedes leer íntegramente aquí:
En la imaginaria y continua partida que juegan las instituciones reguladoras frente a los profesionales del asesoramiento y la distribución financiera, la Comisión Europea ha hecho un movimiento importante a través de su propuesta de Retail Investment Strategy (Estrategia de Inversión Minorista). Nos ha puesto en jaque, no un jaque mate, aunque va a obligar necesariamente a instituciones y profesionales a cambiar de estrategia y la posición de algunas de sus piezas.
Un jaque que obliga a redefinir el asesoramiento
En palabras de Fernando Zunzunegui, coordinador de Regulación de EFPA España, “la Estrategia de Inversión Minorista de la Comisión Europea propone redefinir el asesoramiento, distinguirlo de la labor comercial y hacerlo más accesible. Reivindica la función del asesor como profesional que ha de actuar en el mejor interés del cliente. Creemos que reforzará la formación certificada y la educación financiera”. Del objetivo de defender la labor de un asesor dotado de autonomía más volcado del lado del cliente resulta, según Zunzunegui, “un reto para la distribución financiera que obligará a las entidades a actuar para encajar esta pieza renovada en sus planes de comercialización”.
Profesionales e instituciones lo tienen bien claro. Xavier Blanquet, de Banco Sabadell, afirma que “la Estrategia de Inversión Minorista presenta varios cambios relevantes que afectan a la definición de la estrategia de las entidades tanto de la banca privada como de otros segmentos. En particular, impactos en el modelo de distribución, la introducción del concepto “value for money” y el objetivo de que en un plazo de tres años desde su aplicación se vuelva a revisar si se debe prohibir completamente los incentivos a la distribución”.
Adela Martín, directora de Banca Privada, Gestión de Activos y Seguros de Santander España, asume la necesidad de llevar a cabo un movimiento, pero “más que un cambio de estrategia de las entidades, lo que puede suceder es que se acelere y refuerce la apuesta por modelos de negocio centrados en el asesoramiento. Los servicios de cobro explícito y, en particular, las carteras de gestión discrecional aumentarán su peso en el patrimonio de los clientes”.
Movimiento previsible
La verdad es que el movimiento de la Comisión era más que previsible desde que se anunció la Unión del Mercado de Capitales hace siete años incluyendo el objetivo de lograr una nueva alternativa de financiación para las empresas europeas, especialmente para las pymes. Siempre mirando de reojo a los mercados anglosajones, especialmente los de Estados Unidos, la Comisión Europea se planteó el propósito de impulsar un sistema que permitiera a las empresas una financiación alternativa a la bancaria, que necesitaba una conexión más directa con los inversores minoristas.
Pronto aparecieron varias iniciativas para lograr esa participación más directa de los inversores minoristas en los mercados de capitales para así generar el flujo de financiación que precisan las empresas. Una de esas iniciativas ha sido la elaboración de Retail Investment Strategy (Estrategia de Inversión Minorista), también conocida como RIS, que trataba de dar protagonismo a los pequeños inversores a través de la labor de los profesionales del asesoramiento financiero. Ese es el momento en el que el asesoramiento financiero se convirtió en el centro de la cuestión.
A propósito del cobro de comisiones
La Comisión elaboró un borrador que sirvió de globo sonda para conocer hasta qué punto el sector de la distribución financiera está dispuesto a asumir una serie de cambios. La Comisión basó sus propuestas en que la información de los mercados que llega a los inversores minoristas es confusa, e incluso sesgada, y también excesivamente costosa en términos económicos.
Inmediatamente, se planteó el debate sobre el cobro de comisiones, una gran parte de retrocesiones. La partida entraba de esta forma en su momento más crítico y tal vez el más atractivo, aunque no el más decisivo. Faltaban muchos movimientos hasta el desenlace. Y no hay que olvidar que cuando un ajedrecista concluye que el contrario lleva la iniciativa y existe un claro riesgo de perder la partida, su objetivo es jugar lo mejor posible para proponer “tablas”. Se trata, por tanto, de intentar llevar la partida hasta un acuerdo entre ambas partes.