Que unas elecciones empiezan mucho antes que el pistoletazo de salida de la campaña electoral -y la tradicional y cada vez más anacrónica pegada de carteles- es un hecho. Pero su influjo se extiende más allá de lo que nos alcanza la vista.
Una vez concluida la votación, el resultado de lo que en las urnas acontece se traslada también a los mercados financieros, que toman el pulso a los miedos, inquietudes o expectativas que la opción ganadora genera en el inversor. El próximo domingo se celebran elecciones autonómicas en un gran número de Comunidades Autónomas y municipales en toda España. ¿Cómo influyen los procesos electores en los mercados?
El ‘efecto’ financiero en las elecciones
Las políticas económicas que defienden los líderes políticos ganadores ‘calan’ en los mercados. La historia, como siempre, nos brinda algunos ejemplos. Uno de los más emblemáticos es la victoria inesperada de Donald Trump en 2016. Ganó a Hillary Clinton y el mercado de valores registró un fuerte repunte, alimentado por las expectativas de una política más favorable a empresas con recortes de impuestos y una regulación más laxa anunciada por el controvertido candidato republicano.
Otro ejemplo nos lleva hasta las elecciones generales en Reino Unido en 2016 en clave de Brexit. El referéndum sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea tuvo un impacto significativo en los mercados financieros, que no perdonaron que un 51.9% de sus ciudadanos votará a favor de abandonar la UE. La libra esterlina cayó, mostrando el receló que generaba imaginar un Reino Unido fuera de la Unión Europea para las empresas y actores económicos del país.
Los mercados como ‘termómetro’
Por el contrario, que Barack Obama ganara las presidenciales de Estados Unidos tuvo un efecto positivo, pues en un momento de crisis financiera total (recordemos que hablamos de 2008), las políticas de recuperación que sostenía su candidatura (medidas de estímulo, como la inyección de liquidez y los rescates bancarios) fueron bien recibidas por los mercados. Un efecto contrario al generado por la victoria del partido de izquierdas de Syriza en las generales griegas de 2015. En juego, la estabilidad financiera de Grecia e -incluso- su permanencia en la zona euro.
Más cerca, también tenemos ejemplos que explican el impacto de los procesos electorales en los mercados financieros. Vaya por delante una premisa, estos premian la estabilidad y ‘castigan’ la incertidumbre. Uno de los casos más claros son las elecciones autonómicas anticipadas en Cataluña. El 21 de diciembre de 2017 se dejó notar en los mercados financieros debido a la incertidumbre política y las tensiones en torno a la cuestión de la independencia. Durante el período previo a las elecciones y después de ellas, se observó una volatilidad en los mercados españoles, particularmente en empresas y sectores con presencia en Cataluña.
En clave nacional, que en 2019 tuvieran lugar dos elecciones generales de España- celebradas consecutivamente en abril y noviembre- generaron cierta incertidumbre política. Sin una mayoría clara para ningún partido político, se alejaba la posibilidad de formar un gobierno estable y se eternizaban las negociaciones, periodo durante el que -además del hastío del votante- se observó cierta inestabilidad en los mercados (como el IBEX 35), debido a las preocupaciones y dudas alrededor de las políticas económicas futuras.
Conclusiones
Cualquier proceso electoral, incluidas las elecciones autonómicas, tiene su respuesta en los mercados, que no permanecen ajenos a los resultados. Al contrario. En primer lugar, porque un cambio de gobierno o un resultado incierto puede afectar a la confianza de los inversores, adoptando, por ejemplo, una postura más prudente o cautelosa. En segundo lugar, porque las políticas económicas y regulatorias forman parte del grueso del programa de todos los candidatos y los nuevos gobiernos pueden llevar a cabo cambios en la política fiscal, la regulación financiera, el gasto público y otros aspectos económicos.