Los datos de inflación advierten a Trump de los riesgos de su política y de las decisiones que está tomando Elon Musk en un sector tan importante para la economía como el sector público.
Protagonista absoluto en la televisión a cualquier hora del día, especialmente en el prime time, Donald Trump está logrando su objetivo de impedir que ninguna información negativa emborrone su relato vital, desde que el dia 20 de enero llegara al poder de forma efectiva.
Y lo está impidiendo, especialmente más allá de las fronteras estadounidenses con gobiernos muy preocupados por dar respuesta a las amenazas de Trump sobre el establecimiento de aranceles a sus productos que pueden golpear de forma grave sus economías.
Sin embargo, hay un debate más intenso de lo que aparenta en Estados Unidos sobre las consecuencias de las múltiples medidas que el presidente aprueba y firma a cualquier hora del día y de los primeros pasos que están dando aquellos colaboradores en los que ha puesto su total confianza, especialmente Elon Musk. Y esas consecuencias no siempre son positivas y ponen en evidencia algo de lo que lleva hablándose en Estados Unidos antes incluso de las elecciones en noviembre pasado: las contradicciones de la MAGAeconomic, de la apuesta económica de ese movimiento (acrónimo de Make America Great Again) que viene a resumir los principios económicos que mueven al trumpismo.
Trump con efecto dominó
Las medidas adoptadas por Trump o sus principales colaboradores pueden tener, además, un efecto dominó sobre una economía como la estadounidense donde todavía resuena la amenaza de una recesión. Barclays Bank advertía la semana pasada que a medida que Musk ordena romper contratos y detener gastos en el sector público se está poniendo en un riesgo subestimado a algunos sectores clave de la economía.
Por ejemplo, las principales empresas aeroespaciales y de defensa tienen la mayor exposición a la contratación gubernamental con más de 200.000 millones de dólares de obligaciones anuales del gobierno de los Estados Unidos. La atención médica y los productos farmacéuticos tienen la segunda mayor exposición. Los analistas señalan que el gasto público está relacionado con la compra de servicios prestados a través de programas públicos y para el cuidado de empleados o veteranos del gobierno. Entrar como un elefante en cacharrería en el sector público y detener su actividad puede tener efectos devastadores para algunos sectores.
Por otra parte, las decisiones arancelarias pueden golpear precisamente a aquellos sectores y empresas a las que dice querer proteger. Es el caso de Ford, que anunció hace unas semanas que sus beneficios pueden caer al menos 2.000 millones de dólares este año y que los planes arancelarios de Trump le costarían a la compañía “miles de millones y miles de millones”. El fabricante de procesadores de teléfonos Qualcomm advierte también que el mercado de teléfonos va a estar plano en este ejercicio.
Reflexión tras la euforia
El mercado bursátil estadounidense está mandando también importante información: sus cotizaciones están muy por debajo en lo que llevamos de año de las que registra el Eurostoxx, el Dax alemán e incluso el Ibex35, que se encuentran con plusvalías de dos dígitos, mientras el Dow Jones apenas supera el 4%, el Nasdaq, un 2,3%. La euforia tras el triunfo de Trump se ha trasformado en un periodo de reflexión.
Los primeros datos sobre inflación que recibe Donald Trump en su segundo mandato no son nada optimistas, sino todo lo contrario. Trump basó buena parte de su campaña electoral en la alta inflación que había debido soportar la sociedad estadounidense. La información que recibe de la marcha de la inflación confirma que sus políticas arancelarias, la expulsión de inmigrantes y el reajuste encargado a su amigo Musk en el sector público son un peligro cierto que impediría controlar la inflación en un momento especialmente grave con, por ejemplo, una subida de un 15% en los huevos en apenas un mes por la gripe aviar.
Ahora, todos esperan a ver la reacción de Donald Trump ante los malos datos de inflación y los negativos efectos de algunas de sus medidas. Su reacción puede ser mantener el actual tsunami de decisiones (sobre las que en parte hablamos en el número 18 de la revista física), muchas de las cuales se retrasan o dan marcha atrás por decisión propia o de algún juez. Otros desearían verle más pausado y poniendo fin al “espectáculo de la política”.