“La vuelta al cole” en los mercados ha estado protagonizada por la compra del 9,9% de Telefónica por parte del grupo saudí STC Group (que pertenece en un 64% al fondo soberano saudí). Una adquisición que convierte a la mayor teleco de Oriente Medio en su mayor accionista (cuenta con una capitalización bursátil que ronda los 49.200 millones de euros, el doble de los 21.300 millones de Telefónica).
A nadie se le escapa que cualquier movimiento que tenga lugar en el seno del buque insignia de la teleco española por antonomasia no es baladí. Al contrario, suele atraer todas las miradas del mercado y, como veremos, algún recelo que otro. En el caso de Telefónica, la noticia se saldó con un efecto inmediato en los mercados: en la apertura de la bolsa, el miércoles, la acción de la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete se disparó hasta un 3%.
Telefónica, estratégica
Pero el terremoto se dejaba notar también en otros puntos que no estaban preparados -o advertidos- para esta sacudida, como el Gobierno y, en particular, el grupo Sumar, que considera que la operación supone un “riesgo a la autonomía estratégica del país”. La teoría es que, si la compra no supera el 10% las acciones, estas no necesitan ser autorizadas por el Consejo de Ministros. Cifra que desciende hasta el 5% si se trata de sectores estratégicos, como el que nos ocupa. Por si acaso esto sucede, la teleco saudí ya ha contratado los servicios de Morgan Stanley para blindarse ante cualquier injerencia o frustración.
Deba o no deba el Consejo analizar o autorizar, o no, la entrada de STC en el capital de la operadora española, hay una pregunta que nunca está de más hacerse: ¿cómo afecta este tipo de operaciones a los inversores minoristas? ¿Y al mercado?
El caso de de Telefónica, nos lleva a pensar que, en este tipo de operaciones, en juego están elementos como…
1. Precio de las acciones
El primer efecto, tomando como ejemplo el caso de Telefónica, ya se ha notado. Hablamos del precio de las acciones. Es una derivada inmediata, producida tras comunicarse la intención de compra. Si el precio de la operación es elevado, lo normal es que el precio de las acciones suba, y eso puede favorecer a los inversores minoritarios, aumentando su valor.
2. Estabilidad del mercado
En segundo lugar, hay que tener en cuenta el riesgo del impacto de esa misma noticia, que puede alterar la estabilidad del mercado de valores. Un movimiento brusco en el precio de las acciones puede generar una fuente de preocupación entre los inversores, que por lo general quieren sentirse seguros.
3. Toma de decisiones y voto
Aunque en el comunicado de intención de compra se hacía mención expresa a que Saudí Telecom no tiene “interés de control o de participación mayoritaria”, este tipo de operaciones puede derivar en cambios en la voz y voto de las decisiones estratégicas de la compañía y, por tanto, afectar las proyecciones o percepciones de los inversores minoristas sobre el futuro de la empresa.
4. Nuevas oportunidades
Por otra parte, la inversión de un fondo soberano saudí puede abrir nuevas oportunidades de negocio para Telefónica en ese mercado, Arabia Saudita, y otros mercados relacionados. Esto podría tener un impacto positivo en los resultados financieros de la empresa y, en última instancia, beneficiar a los inversores minoristas.
5. Diversificación de la propiedad
Por último, y alineado con uno de los grandes principios de la inversión financiera, encontramos que la entrada de un nuevo accionista puede llevar a una mayor diversificación de la propiedad en cuestión, lo que a veces se considera positivo ya que reduce la concentración de poder en un solo grupo de accionistas.
Como apunte, en breve nuestros lectores podrán encontrar en el número 13 de la revista Asesores Financieros EFPA un reportaje sobre el valor de la reputación para atraer inversiones. Curiosamente, el país en el que, según la clasificación de RepCore Nations, España recibe la peor valoración es en Arabia Saudí.