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Cómo puede la familia fomentar la educación financiera entre sus miembros

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No es el día del padre, ni de la madre, ni del abuelo, o el profesor. Es el día de la familia, si cabe, el día más diverso de cuantos existen, pues sería imposible intentar delimitar el concepto y, mucho menos, la composición de sus miembros. Así que si algo celebramos el 15 de mayo, día de la familia, es el denominador común de todas ellas: el cuidado y el amor que existe (o debería existir) entre sus miembros. Porque ser un núcleo de convivencia y apoyo mutuo, hace de la familia un agente socializador esencial que transmite valores, hábitos y cultura, y eso incluye la educación financiera.

El 15 de mayo es una fecha que nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que desempeña la familia en diversos aspectos de la vida, y uno de los más importantes no es sino la educación y formación de los hijos. Entre las múltiples enseñanzas que los padres pueden impartir, la educación financiera se revela como una de las más valiosas, ya que prepara a los niños para manejar sus recursos de manera responsable y efectiva a lo largo de su vida, aunque no siempre seamos conscientes de todo lo que echamos en ese caldo de cultivo que ayudará a sus miembros a tomar mejores decisiones. Hoy nos preguntamos qué estrategias tiene la familia a su alcance para fomentar la educación financiera.

Enseñar el valor del dinero: asignación semanal o semanada

Desde temprana edad, es fundamental que los niños comprendan que el dinero no es un recurso ilimitado y que se obtiene mediante el trabajo y el esfuerzo. ¡No crece de los árboles! Una manera práctica de enseñar esto es a través de asignación semanal. Los padres pueden establecer tareas simples que los hijos deban cumplir para recibir su asignación, de manera que los niños asocien el dinero con el trabajo (o el esfuerzo dedicado en una tarea) y la remuneración.

Promover el ahorro en familia

La madre de todas las grandes lecciones y una de las primeras lecciones financieras que los niños deben aprender: la importancia del ahorro. Más allá de abrir una cuenta de ahorro, de lo que se trata es de motivar a los más pequeños de la casa a que ahorren una parte de su asignación para objetivos específicos, establecidos según sus deseos e intereses, como un juguete nuevo o una excursión especial. Eso les enseñará a planificar y a esperar y perseverar en el tiempo para alcanzar sus metas.

Elaborar un presupuesto

A medida que los niños crecen, es importante introducir conceptos más complejos pero altamente necesarios como el presupuesto. Para ello, la familia puede dividir el dinero en categorías como ahorro, gastos personales, extras… que les enseñe a planificar y diferenciar entre necesidades y deseos. Compartir con los hijos aspectos básicos de las finanzas del hogar, como el presupuesto mensual, los gastos comunes y la planificación para grandes compras o vacaciones, puede proporcionarles una perspectiva realista de cómo se maneja el dinero en la vida cotidiana. Esta práctica les permitirá entender la importancia de no gastar todo el dinero de una vez, de planificar sus finanzas en base a lo posible y lo que no es posible.

Enseñar en casa el valor de las decisiones informadas

Muy ligado a lo anterior, encontramos el concepto decisión informada, que se aleja diametralmente del impulso o capricho. Enseñar a los niños a entender el presupuesto, el momento en el que surge esa necesidad y sus motivaciones, las opciones disponibles (comparar precios) y tomar decisiones en base a toda la información que tenemos a nuestro alcance es otro pilar de la educación financiera.

El valor de dar ejemplo

Ya lo dicen, el ejemplo arrastra más que las palabras. O lo que es lo mismo: las personas tienden a imitar lo que ven hacer a otros. ¡Y lo padres más! Si queremos que el ‘de tal palo, tal astilla’ juegue a favor de los más pequeños, hay que obrar con coherencia. Como padres, tenemos la misión de demostrar una actitud responsable hacia el dinero, ya que los hijos aprenden observando el comportamiento de sus padres. Mantener un enfoque equilibrado hacia el gasto, el ahorro y la inversión, y hablar abiertamente sobre decisiones financieras, es el mejor atajo.

Familia que habla de deudas… ¡permanece unida!

Hablar de dinero aún es tabú en muchos ámbitos, y la familia es, desgraciadamente uno de ellos. Tener una relación saludable con el dinero empieza con algo tan sencillo como hablar de él. Por eso, a medida que los hijos crecen, es un buen momento para hablar sobre responsabilidad financiera y eso incluye las deudas y las situaciones financieras adversas y cómo gestionarlas. Los padres pueden explicar cómo funcionan los préstamos, las tarjetas de crédito y las consecuencias de endeudarse.

En definitiva, fomentar la educación financiera desde el núcleo familiar es esencial para preparar a los niños y adolescentes para manejar sus finanzas de manera responsable en el futuro.

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