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Apagón histórico en la península ibérica: bancos a oscuras, mercados en marcha

Apagón

Mientras millones de personas en España y Portugal se quedaban sin electricidad, la Bolsa española mantuvo su operativa y los servicios digitales bancarios resistieron. Sin embargo, el apagón evidenció la vulnerabilidad de las oficinas físicas y la dependencia del efectivo en situaciones de emergencia, poniendo en valor la importancia de la preparación del sector financiero ante crisis inesperadas.

El 28 de abril de 2025 pasará a la historia por el apagón eléctrico sin precedentes que dejó sin suministro a gran parte de España y Portugal, afectando a instituciones clave, servicios básicos, transporte ferroviario y, por supuesto, al sector financiero. Según Red Eléctrica, el incidente no se debió a ningún ataque cibernético y fue causado por una combinación de factores, como oscilaciones en la producción de energía renovable y una desconexión con Francia, que desestabilizó el sistema eléctrico. El corte de energía, aunque temporal, puso a prueba la resiliencia de infraestructuras críticas como los mercados bursátiles y el sistema bancario, con efectos desiguales entre lo presencial y lo digital.

Red Eléctrica apunta a factores técnicos

El director de Servicios a la Operación de Red Eléctrica, Eduardo Prieto, aseguró que el incidente no tuvo relación con ningún ataque cibernético. Red Eléctrica descartó por completo cualquier “incidente de seguridad” y atribuyó el apagón a varios factores técnicos. Prieto subrayó que, pese a la magnitud del apagón, el sistema respondió con rapidez. La producción hidroeléctrica y los ciclos combinados de gas resultaron clave para restablecer el suministro eléctrico.

En el caso de la Bolsa española, la operativa no se interrumpió. A pesar de que el edificio de la Bolsa de Madrid sufrió el apagón y algunas pantallas quedaron inutilizadas, los sistemas centrales de negociación siguieron funcionando gracias a mecanismos de respaldo y centros de datos preparados para este tipo de contingencias. El IBEX 35, de hecho, cerró la jornada con una subida del 0,7%, lo que fue interpretado como una señal de confianza y estabilidad por parte de los inversores, que no reaccionaron con pánico al suceso.

Afectaciones en oficinas por el apagón

En contraste, los bancos sí se vieron más directamente afectados en su operativa presencial. Muchas sucursales tuvieron que cerrar temporalmente por falta de electricidad, y numerosos cajeros automáticos quedaron fuera de servicio, dificultando el acceso al efectivo. Esta situación generó cierta tensión entre los usuarios, que encontraron también problemas para realizar pagos con tarjeta o móvil, especialmente en pequeños comercios sin sistemas de respaldo.

A pesar del colapso físico de muchas oficinas, los servicios digitales de banca online y móvil funcionaron con normalidad en la mayoría de entidades, gracias a infraestructuras tecnológicas alojadas en centros de datos seguros. Esto permitió a los clientes seguir operando de forma remota, consultar saldos o hacer transferencias, y evitó un impacto mayor sobre la confianza general en el sistema bancario.

Este episodio ha puesto sobre la mesa un debate necesario: cómo garantizar la continuidad operativa en sectores esenciales ante emergencias inesperadas. También sirve como recordatorio del papel clave que sigue jugando el dinero en efectivo en contextos de crisis, y de la importancia de combinar la transformación digital con planes de contingencia sólidos.

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