La educación financiera suma conocimientos, multiplica oportunidades y resta riesgos, por lo que se trata, prácticamente, del conocimiento más transversal que debe abrazar la sociedad. Sin embargo, el acceso a la educación y el acceso a un trabajo remunerado que garantice una cierta de independencia financiera son elementos que para la mitad de la población tardaron en llegar más de lo deseado.
¿Sabías que la primera universidad en España se fundó en Palencia en 1212? Sin embargo, no fue hasta 1910 cuando las mujeres pudieron asistir a clase legalmente. Hay ilustres ‘excepciones’, como la de Concepción Arenal, que acudía a clase vestida de hombre, o Elena Maseras, que tuvo que solicitar una autorización real especial concedida por el Rey Amadeo de Saboya, y no solo para la universidad, también para secundaria.
En el siglo XIX surgen los movimientos que lucharon por conquistas como el derecho al voto, el acceso a la educación y el derecho al trabajo remunerado de las mujeres. Con la confluencia de estos movimientos, una mayor concienciación social y una Segunda Guerra Mundial que lleva a muchas mujeres a ocupar puestos de trabajo que tradicionalmente ocupaban hombres, llegan las ‘oportunidades’ económicas y, en consecuencia, una incipiente pero necesaria autonomía financiera -aunque esta es una realidad que se antoja muy diferente según el país del que se hable-.
Impacto de la educación financiera
El Día Internacional de la Mujer es un momento perfecto para recordar el impacto que la educación financiera puede suponer no solo para las mujeres, sino para la sociedad en general, entendiendo la educación financiera como el conjunto de conocimientos, habilidades y competencias necesarias para comprender y administrar eficazmente los aspectos financieros de la vida cotidiana.
La educación financiera nos habla de cosas tan comunes como la gestión del dinero, el presupuesto, el ahorro, la inversión, el crédito, la planificación para el futuro y la toma de decisiones financieras informadas. La educación financiera es, en definitiva, la vida misma. Por eso, tal y como explica la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la industria de los servicios financieros puede ser “tanto un barómetro de la igualdad de género como un catalizador”.
Como barómetro, si abrimos el foco a nivel mundial, vemos que las mujeres no disfrutan del mismo acceso a los servicios financieros que los hombres. Incluso antes de la pandemia, según esta organización, el 56 % de todos los que no tenían una cuenta bancaria eran mujeres – lo que significa que casi mil millones de mujeres no están bancarizadas. También existe una brecha de protección, con menos mujeres que usan seguros en comparación con los hombres.
Educación financiera para la vida
Si cerramos el foco a nuestra realidad más cercana, podemos preguntarnos: ¿existe una brecha de conocimientos financieros en términos de género en España? La Encuesta de Competencias Financieras realizada por el Banco de España arroja algunas cifras. Por poner un ejemplo, el porcentaje promedio de respuestas correctas a preguntas sobre inflación, tipo de interés compuesto y diversificación del riesgo, ha sido de un 58 % entre los hombres encuestados y de un 48 % entre las mujeres, lo que supone una diferencia de 10 puntos porcentuales.
De ahí la importancia de garantizar un acceso a la educación financiera, cuanto más pronto mejor, para capacitar a todas las personas para entender cómo funciona el sistema financiero, cómo tomar decisiones financieras adecuadas según sus objetivos y circunstancias individuales, y cómo navegar por situaciones financieras complejas.
Conocimiento sin brecha
El objetivo de la educación financiera es, en definitiva, empoderar a las personas para que tomen el control de sus vidas financieras, mejoren su bienestar económico y alcancen sus metas financieras a corto y largo plazo. Esto incluye no solo el manejo eficaz de los recursos económicos personales, sino también la comprensión de conceptos financieros más amplios que afectan a la sociedad en su conjunto, asegurando que no se produce ninguna brecha.
Es el objetivo que persigue el Programa EFPA de Educación Financiera, uno de los proyectos de la asociación con más calado en la sociedad y que se realiza desde 2015 de la mano de formadores voluntarios miembros de EFPA España.
Cualquier decisión financiera, por pequeña que sea, puede tener un impacto significativo en la vida de las personas, por lo que la educación financiera es esencial y debe ser transversal. Una pieza clave para el empoderamiento económico de toda la sociedad.