Los sesgos de los asesores les pueden alejar de la racionalidad a la hora de trabajar con sus clientes. Ser conscientes de la existencia de estos sesgos es el primer e imprescindible paso para tratar de superarlos.
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“No los somos porque, en general, nuestra preocupación es tratar de lograr los objetivos de rentabilidad del cliente y los de la propia entidad. Lo de nuestros sesgos y lo de los clientes no ha tocado por ahora, aunque seguramente deberemos plantearnos. Es verdad que en los últimos tiempos los clientes vienen con problemas más de tipo personal que es necesario tomar en consideración porque alteran las prioridades que se habían fijado”.