Antonio L. Contreras Navarro, asociado de EFPA España y gestor en grupo Cajamar escribe para el blog EFPA “Dinero Digital Seguro o CBDC: aproximación y, modesta, crítica”.
Ojeando libros de economía durante este período de vacaciones, me llamó mucho la atención, como no podía ser de otra manera para los que estamos en el mundo financiero, el que se titula nada más y nada menos que “Adiós a los bancos”.
Está editado este 2020 y su autor es el que fuera conocido en su etapa más pública como MAFO, el señor Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ex-gobernador del Banco de España de 2006 a 2012.
Interesándome, y preocupándome, por la cuestión, he consultado además otros artículos, blogs y webs sobre el particular, y creo que merece la pena conocer las soluciones más modernas y actuales planteadas por economistas e intelectuales respecto al problema de las crisis bancarias y sus consecuencias para la economía general, arropados todos bajo la siglas CBDC (central bank digital currency) o Dinero Digital Seguro, aunque existen distintos grados y modalidades.
Para empezar, y desmontando lo que desde la facultad nos venían contando en cuanto al funcionamiento esencial del sistema financiero, nos indican estos estudiosos que los bancos tradicionales NO son básicamente intermediarios de dinero, “que canalizan el ahorro hacia la inversión”. No, no es así.
Lo que les caracteriza y los hace especialmente privilegiados es la
posibilidad de crear el dinero, y que no sea en exclusiva el Banco Central el que lo haga.
Por tanto, pueden prestar sin tener necesariamente la contrapartida del depositante, y lo hacen en un porcentaje aproximado del 90% sobre el total del dinero que existe en la economía.
Y ese dinero así creado es por tanto inseguro, porque realmente sólo tiene detrás una “promesa” de que esos fondos están y que se podrán recuperar cuando queramos.
Está es la razón que provoca que los Estados tengan que proteger enormemente a los bancos con numerosos privilegios pero también con voluminosa regulación, porque la quiebra de una Entidad provocaría la pérdida de la mayoría de los fondos por parte de los depositantes.
Esa protección y esos privilegios, argumentan estos economistas, hacen de la banca un sector al margen del mercado, sin incentivos reales a la innovación, sin competencia real, con financiación barata y líquida cada vez que la necesitan.
¿Y qué solución proponen?
Pues que exista la posibilidad de que el público en general, y no sólo los bancos, puedan tener sus fondos depositados en los Bancos Centrales de cada país, siendo ahora sí dinero totalmente seguro.
Y como consecuencia, los bancos tradicionales no podrían “crear” dinero como hasta ahora, sólo con la posibilidad de conceder créditos si están respaldados por reservas o por financiación específica, y dejando de tener los fondos en los bancos tradicionales el respaldo del Estado (100.000 euros por cada titular en cada Entidad en el caso español), siendo como una inversión más, con las consecuencias conocidas y riesgos asociados de liquidez, de crédito, etc.
¿Qué se conseguiría con los nuevos depósitos en los bancos centrales?
Pues entre otras muchas cosas, indican, con un dinero totalmente seguro no habría crisis bancarias como tales, ya que no sería necesario rescatar a los bancos, dejándolos caer, en su caso, como cualquier otra empresa, que ha realizado malas inversiones y no ha podido salir a flote.
Tampoco habría que darles los privilegios que actualmente disfrutan (financiación barata, liquidez ilimitada, etc), y habría una competencia real en un mercado más libre y menos regulado, provocando una mejora en la innovación de productos y servicios bancarios.
Además, la política monetaria sería más efectiva, al ser directa sobre los recursos de la población, y no indirecta por medio de los bancos tradicionales como actualmente.
En mi opinión…
Aunque es muy positivo que se planteen alternativas al sistema actual, sobre todo para evitar las consecuencias de las crisis bancarias, no es menos importante estudiar cómo se llega hasta ellas, así como las consecuencias de los cambios tan extremos.
Es muy complicado modificar tan radicalmente un sistema con tantas implicaciones, tantos actores y de tantos países, y además hacerlo de forma cuasi simultánea, sin tener totalmente previsto y consensuado las derivaciones y resultados que conllevaría. Pero claro “el papel lo aguanta todo”.
Antonio Lorenzo Contreras Navarro,
Asociado de EFPA España y gestor en Cajamar.
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