La pareja es un universo particular. No el único, pero sí particular. Para empezar, porque hay muchos tipos de parejas, tantas como personas las componen y que son, a su vez, sujetos financieros. Hoy celebramos San Valentín deteniéndonos en la gestión financiera en la pareja. Porque una vez superado el flechazo inicial, si hay algo capaz de sostener en el tiempo una relación -además del amor, el respeto y el cuidado (obvio)- es una buena salud financiera.
Las finanzas son otro compartimento más de la pareja al que hay que dedicar tiempo y esfuerzo. No es algo estático, ni mucho menos frívolo. De hecho, no son pocas las emociones que se arremolinan a su alrededor y que, gracias a las gestión financiera, podemos entender y neutralizar. En este sentido, casi podríamos aventurarnos a decir que son uno de los compartimentos que aportan más equilibrio y tranquilidad en el seno de la pareja (igual que de la familia). Abordar las finanzas en común es un camino que abre puertas a una mejora de la estabilidad financiera y al logro de objetivos que, quizá, en solitario no se hubieran podido alcanzar. No hay fórmulas exactas, pero sí unos ingredientes imprescindibles sin los cuales la gestión en pareja será menos fructífera.
Comunicación y transparencia
La comunicación abierta y la transparencia son fundamentales, como en cualquier otra ’empresa’. Poder hablar abiertamente sobre los aspectos más comunes (ingresos, gastos, deudas, imprevistos, necesidades…) es condición sine qua non. Ambos socios deben sentirse cómodos, libres e iguales en la discusión (discusión entendida como diálogo o debate, y no pelea) financiera. Esto ayuda a evitar malentendidos y conflictos en el futuro.
Objetivos financieros comunes
Si hablamos de finanzas en pareja, como en cualquier otro proyecto ‘compartido’, el horizonte en común es el gran motor. Para ello, hay que hacer el ejercicio de identificar y establecer metas financieras que apelen a la pareja en cuestión, que pueden ser de cualquier tipo. Desde comprar una casa, ahorrar para la jubilación, pagar deudas o viajar, entre otras muchas. Trabajar juntos hacia objetivos comunes fortalece la relación y fomenta el trabajo en equipo. Sin embargo, esto no significa que todas las metas deban ser compartidas. Es saludable y muy necesario trazar también metas individuales.
Tú, yo y un presupuesto
Dicen que tres son multitud, pero sí hay un elemento necesario en la gestión de las finanzas en pareja, ese es el presupuesto. Como en cualquier otra gestión financiera, es la biblia sobre la que erigir los pasos a dar. Por eso, un ejercicio imprescindible en la pareja es elaborar un presupuesto conjunto. Esto implica identificar los ingresos, los gastos fijos y variables, y asignar fondos para ahorros y ocio, o lo que se determine. El presupuesto definido, cuidado, tampoco es el arma definitiva. Hay que revisarlo regularmente el presupuesto y ajustarlo según sea necesario o requieran las circunstancias y necesidades del momento.
Roles e implicación efectiva en el quehacer
Las finanzas en pareja funcionan como cualquier empresa. Los miembros del equipo o socios pueden desarrollar funciones distintas, pero no permanecer ajenos a lo que hace el resto y esperar que todo ‘marche’ de manera automática. La implicación y conocimiento de lo que ocurre en las finanzas, que es algo vivo y en movimiento, debe ser común y proactiva, aunque cada pareja determine quién se encargar de qué aspectos financieros. Por ejemplo, uno puede encargarse de pagar facturas mientras que el otro gestiona las inversiones. Lo importante, insistimos, es que ambos estén involucrados en la toma de decisiones financieras y tengan un conocimiento global.
Gestión de deudas en pareja
La palabra deuda no debe interpretarse como un lastre, puede ser y es un elemento necesario. A menudo, tiene una carga negativa, pero bien gestionada (esto es, con plazos cómodos, ajustados a la capacidad y necesidades) puede ser el camino más inteligente para alcanzar un objetivo. Una hipoteca no es más que una deuda, como lo es también un préstamo para costear estudios. Y esa deuda requiere siempre un plan para cumplir con el pago y avanzar hacia un futuro más estable. Importante siempre es la puesta en común y el total conocimiento de las deudas de cada uno de los miembros de la pareja que puedan afectar a las finanzas en conjunto.
Futuro en común de la pareja
Hablemos ahora del ahorro y la planificación a largo plazo. Las finanzas en pareja deben tener en cuenta dos cosas: que los imprevistos existen y que hay que pensar en el largo plazo, y eso incluye la jubilación. De ahí la importancia de establecer un fondo de emergencia y contribuir regularmente a la construcción del ahorro que aporte a la pareja un plus de seguridad financiera a través de diversos vehículos pensados para este fin. Será el mejor momento de contar con el conocimiento de un profesional del asesoramiento y la planificación financiera, debidamente certificado, que ayude a la pareja a proporcionar el mejor plan para conseguir ese extra de tranquilidad.