Los préstamos estudiantiles siguen siendo una herramienta efectiva para el acceso a la educación superior y una inversión a largo plazo para la sociedad.
Empezamos la semana celebrando el Día Internacional de los Bancos, una oportunidad excelente para reconocer el papel fundamental que estas instituciones desempeñan, no solo en la economía global, sino también con los jóvenes y sus objetivos educativos. Ciertas limitaciones financieras hacen que muchos estudiantes dependan de servicios bancarios para poder acceder a la educación superior. Estos préstamos son muy interesantes para los jóvenes ya que, a menudo, tienen tasas de interés más bajas en comparación con otros tipos de préstamos, y sirven para cubrir los costos de matrícula, libros, alojamiento y demás gastos relacionados que son clave para los estudiantes.
Antes de solicitar un préstamo, es importante buscar becas y subvenciones, ya que no requieren reembolso y pueden reducir la cantidad de dinero que se necesita pedir prestado. Igualmente, será necesario tener ciertos conocimientos financieros para poder analizar y comprender los términos del préstamo, para conocer las tasas de interés, plazos de pago, etc. y estar al tanto de posibles cambios legislativos que afecten a este tipo de instrumentos.
En este sentido, desde EFPA España han elaborado un documento destacando algunas de las principales claves para que los estudiantes puedan sacarles el máximo partido a los préstamos estudiantiles:
1. Calcular la cuantía a solicitar
Es importante que quien vaya a recurrir a este tipo de préstamos establezca y siga un presupuesto para garantizar que pueda cubrir los gastos básicos, sin afectar a los pagos mensuales necesarios para ir pagando el préstamo de manera continuada. Por ello, es necesario que calcule los costos educativos totales y solicite únicamente la cantidad necesaria para reducir la carga financiera futura.
2. Aprovechar los llamados ‘períodos de gracia’
Estos periodos permiten a los estudiantes, después de graduarse, contar con un tiempo antes de comenzar a realizar los pagos. Este tiempo es clave para que los recién graduados puedan buscar empleo e iniciar su carrera profesional antes de comenzar con la carga financiera de realizar mensualmente los pagos del préstamo.
3. Evaluar opciones de pago flexibles
Gran cantidad de estos programas de préstamos estudiantiles ofrecen la oportunidad de realizar pagos flexibles. Esto significa que existen diferentes planes basados en los ingresos que tenga el estudiante una vez se incorpore al mercado laboral. Esto es de gran ayuda ya que un plan de pago basado en ingresos permite a los estudiantes adaptarlo a sus circunstancias financieras cuidando su bolsillo y minimizando el riesgo financiero a largo plazo.
4. Investiga los programas de condonación
Algunos programas de préstamos para estudiantes brindan la opción de condonar parte de lo prestado, e incluso la totalidad, en determinadas circunstancias. Por ello es importante investigar en qué situaciones podemos aprovechar esta oportunidad, ya que, en ocasiones, se requiere de acciones específicas como trabajar en empleos de servicio público o cumplir con ciertos requisitos de ingresos bajos.
5. Inicia bien tu historial crediticio
Si el estudiante tiene la posibilidad de realizar pagos adicionales a los establecidos en el préstamo gracias a una buena situación financiera, es algo que debería realizar sin lugar a dudas. Esto permitirá reducir el capital del préstamo y disminuir los intereses acumulados. Pero no solo eso, sino que contratar un préstamo estudiantil y amortizarlo a tiempo puede ser una excelente manera para los jóvenes estudiantes de establecer y construir su historial crediticio, el cual es esencial en la vida adulta, ya que puede afectar a la capacidad de obtener otros tipos de crédito, como préstamos para automóviles o hipotecas.
En resumen, la banca es un pilar esencial para muchos estudiantes, ya que estos préstamos no solo ayudan a financiar la educación, sino que también ofrecen flexibilidad financiera, oportunidades para construir crédito y un camino hacia la empleabilidad. La inversión en la educación de los jóvenes es una inversión en el futuro, y la banca juega un papel esencial en esta misión.