Cuando era presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy le dijo en una ocasión a un miembro del hemiciclo que estaba sentado en la bancada de enfrente: “cuanto peor, mejor”. Al seguir desarrollando su argumentación, terminó haciéndose un lio que las hemerotecas no dudaron en atesorar. Si hablamos de inflación, subida de tipos de interés, etc., ¿puede esta frase ayudarnos a entender en qué punto del camino nos encontramos?
Actualmente, en la economía tenemos un lío a todos los niveles que recuerda a aquella frase: “cuanto peor, mejor”. Estamos transitando por una ‘policrisis’ que hay quien se aventuró a dar por zanjada en 2018. Y desde entonces las cosas han ido como han ido. Les haré memoria.
2018 fue un año muy bueno para los mercados, tan bueno que la reserva federal se planteó empezar a subir los tipos ya que consideró que a la economía no le hacía falta ningún estímulo. Por otra parte, tener los tipos de interés en negativo borraba todo el margen de actuación a los bancos centrales cuando viniesen mal dadas de bajarlos aún más.
Cuanto peor, mejor
Lo cierto es que el 90% (por poner un % muy alto) del músculo de los bancos centrales es la subida y bajada de tipos, el otro 10% sería estrategias como los TLTROS y poco más. La realidad fue que con solo insinuar que los tipos podrían subir, los índices se desmoronaron como un castillo de naipes, recortándose los beneficios de los últimos 12 meses. No solo se vio afectada la renta variable en todo el mundo, la renta fija de alto y bajo rendimiento también borró los beneficios de un año. La única inversión que no terminó en negativo es la que se hizo en dólar, puesto que ante una expectativa de subida de precio del dólar, el precio de este subió. La reserva federal cambió de opinión ante semejante panorama, no subió los tipos y 2019 resultó ser un año de ganancias.
En 2020 llegó la pandemia, la paralización de las empresas, los confinamientos, los cuellos de botella, la incertidumbre, la curva de contagios y un sinfín de circunstancias de las cuales ya no nos acordamos. Y, entre otras, una caída de mercados de un 40%. No obstante, la bajada se recuperó en tres meses merced a más bajadas de tipos y más inyección de liquidez por parte de los bancos centrales. En 2021 Jerome Powell anunció subida de tipos para controlar una inflación que parecía pasajera o coyuntural debido al relanzamiento de la economía.
2022, se desencadena la policrisis
Todo se desencadenó en 2022 con la subida de tipos en EE.UU por su escalada de precios, debido a la bajísima tasa de paro y el consiguiente aumento de salarios que hacía que no le afectase al bolsillo del ciudadano medio la subida del IPC.
*Nota: A septiembre de 2022 la inflación subyacente en EE.UU se situaba en un 6,6%, mientras las nóminas subían un 5,3%. Esto repercute en los bolsillos de los ciudadanos de esfuerzo extra únicamente del 1,3%), por lo que el poder adquisitivo de la población no disminuía y por lo tanto tampoco la escalada de precios: la perfecta pescadilla que se muerde la cola, técnicamente denominados “efectos de segunda ronda”.
2022 también vino con el cambio de primer ministro múltiple en el Reino Unido, la crisis inmobiliaria china, la criptoglaciación, etc. Con todo ello se fue tirando hasta que los bancos centrales admitieron que la inflación llegaba para quedarse. Los bancos centrales que habían catalogado la inflación de coyuntural tuvieron que admitir que era estructural y aquí empezó una subida de tipos rápida e implacable sobre todo por parte de la FED y seguida del resto de bancos centrales, excepto del de Japón.
Subida de tipos: por qué
Esta subida de tipos fuerte en EE.UU provocó un aumento del precio de las materias primas, puesto que se compran en dólares. Para mitigar este efecto del cambio de divisa en el precio de los insumos, el resto de bancos centrales reaccionaron de igual modo, aunque de manera menos enérgica, y esta subida de tipos generalizada hizo caer a todos los mercados del mundo, en menor medida allá donde la subida de tipos ha sido más moderada, como en Europa.
*Nota: Para que se hagan una idea de lo que supone los tipos de interés a la economía: “los tipos de interés son a la renta fija y a la renta variable, lo que la gravedad a la materia”. Pese a la subida de tipos, la escalada de precios no se ha detenido. Como máximo exponente tenemos la cesta de la compra en España, que en enero ha subido un 15,9%, llegando algunos productos como la mantequilla y el azúcar al 50%.
La subida de tipos es y será lo que marque la evolución de los beneficios empresariales y la previsión de los beneficios empresariales está directamente relacionada con los tipos de interés. A una empresa le sale barato endeudarse en un entorno de tipos bajos. En ese contexto tendrá mayor margen de beneficio puesto que el gasto de financiación no será un lastre en sus resultados.
Por otra parte, con unos tipos de interés elevados, las empresas verán recortado el margen de beneficios debido al aumento del precio del dinero que pide para desarrollar su actividad de negocio. A esto cada empresa tendrá que sumar una más que probable disminución de ventas debido a que a sus clientes también les resultará más caro endeudarse. No olvidemos que esto se desarrolla en un escenario de subida de precios, por lo que, además, las empresas verán disminuidas sus ventas por dos factores principales:
- Los precios de los productos que producen subirán.
- A los compradores les resultará más caro endeudarse por lo que se endeudarán menos y dispondrán de menor liquidez para comprar.
¿Qué solución hay?
Ante tal panorama de circulo vicioso de subida de precios y subida de tipos, la respuesta es que “cuanto peor, mejor”, pero veamos por qué:
Los tipos de interés seguirán subiendo mientras siga subiendo el consumo. Como ya he citado hay 2 caminos que se desarrollan en cascada:
- Subida de precios.
- Subida de tipos para contener la subida de precios.
A diferencia de 2018, en esta ocasión la economía espera noticias negativas como agua de mayo en cuanto a desempleo, inflación, perspectivas de recesión. La economía rebusca incluso en índices tan inusuales como el “Índice Empire State” o pérdida de poder adquisitivo.
*Nota: El índice Empire State mide la evolución del sector manufacturero de solo de 200 valores, en lugar evaluar de todos los valores manufactureros.
Vayamos punto por punto:
- Desempleo: Si aumenta el desempleo, las empresas no tendrán que aumentar las nóminas de los trabajadores para retener a sus plantillas. Esto hará que ganen margen de beneficios. Por otra parte, aumentando el paro, las personas paradas disminuirán su capacidad de consumo, provocando que dejen de subir los precios, haciendo innecesaria una subida fuerte de tipos.
- Inflación: Pese a que la inflación sigue subiendo, el hecho de que EE.UU presentase una inflación alta e igual a la esperada, hace que los mercados prevean que la subida de precios ya no está desbocada, haciendo innecesaria una subida fuerte de tipos.
- Perspectivas de recesión: Muchos son los que descuentan una recesión y más los que dicen que no se está descontando las verdaderas consecuencias sobre la economía de una recesión “a la vuelta de la esquina”, haciendo innecesaria y peligrosa una subida fuerte de tipos.
- Índice Empire State y en definitiva cualquier noticia que resulte negativa: Los malos resultados que ha revelado este índice hacen innecesaria una subida fuerte de tipos.
- Pérdida de poder adquisitivo: Si las familias pierden poder adquisitivo, bajan las ventas. Tal y como advirtió Jerome Powell, las familias y las empresas pagarán un peaje por conseguir contener la inflación. En la medida que este peaje de dolor aparezca, las mercancías se irán quedando en las estanterías, en los escaparates y en los almacenes, las ventas disminuirán y con ello se frenará la subida de los precios, por lo que resultará innecesario que se siga poniendo palos en las ruedas del consumo, deteniéndose la subida de tipos y llegado el momento produciéndose una bajada de los mismos.
¿Fin de la subida de tipos?
Cualquier dato que arroje el mercado cuya lectura pueda ser entendida en clave negativa nos acerca al fin de la subida de tipos y por lo tanto a una bajada. El escenario de bajada de tipos se desarrolla en un contexto en el cual la economía necesita ayuda y el consumo facilidades. Todavía hay que remar para entrar en un terreno en el que los bancos centrales den por finalizada la subida del IPC. Como he dicho, ya avisó Jerome Powell el 26 de agosto del año pasado cuando dijo que las familias y las empresas tendrán que “soportar algo de dolor” como peaje para atajar las elevadas tasas de inflación.
Por todo esto cuanto antes transitemos por esta cuesta que nos está tocando subir, antes habremos llegado a la cima y el fin de la subida de tipos. Cuanto más duro sea el camino, las noticias y los resultados, más cerca estaremos de llegar al otro lado. Al otro lado nos espera un camino de expansión y con vientos de cola, como siempre ha sucedido después de cada crisis. Por todo esto les digo que “cuanto peor, mejor”.
Ánimo que ya casi hemos llegado.