Pocos se atreven a aventurar qué hará el Euribor -uno de los índices que mejor conectan con el ‘estado de ánimo’ de la ciudadanía- en las próximas semanas. Si la inflación toca directamente al bolsillo -la cesta de la compra-, el Euribor ‘da’ donde más duele. El corazón de las familias: la hipoteca.
Iniciamos 2022 con la esperanza puesta en un año de definitiva recuperación tras el revés del COVID19. Pero pocos acertaron a anticipar el desastre. Una guerra en Ucrania daba al traste con la edad de oro de las hipotecas -a vistas del hipotecado-. Si empezamos el año en un momento dulce para pedir crédito, lo despedimos con el Euribor en el 2,82%. Muy lejos del -0,47% con el que empezó la cuesta -nunca mejor dicho- de enero, y 0,19% puntos más que en octubre.
La pregunta del millón
El Euribor se ha instalado definitivamente entre las preocupaciones de las familias. En primer lugar, de quienes firmaron sus hipotecas variables entre 2016 y 2021. Tras años sin pagar intereses, muchos han optado por la novación (cambio de las condiciones del préstamo) para evitar que la cuota siguiera creciendo sin visos de detenerse. Según datos de Instituto Nacional de Estadística, de las 11.140 hipotecas que han sufrido cambios en sus condiciones en septiembre, el 32,5% fueron provocadas por los tipos de interés. Es decir, una de cada tres.
Tras el verano, el interés fijo se puso en el punto de mira de los hipotecados. Según el INE, el porcentaje aumentaba del 16,8% al 49,9%. El camino inverso que seguían las hipotecas variables, cuyo interés en ellas descendía del 81,6% al 48,0%. Sea como sea, no se veía el Euribor a ese nivel desde 2008, lo que nos llevó en otoño a la pregunta del millón: ¿qué hará el Euribor en las próximas semanas? ¿cuánto más pueden subir los tipos de interés? Y, si quiero hipotecarme: ¿me interesa más la fija o la variable?
Un escenario ciertamente familiar
La barrera psicológica del 3% parece ineludible, pero no está de más recordar que ha habido y habrá más barreras psicológicas. Como decía la canción, echar la vista atrás es bueno a veces. Y si hablamos del Euribor, aún más. La del 3% ya se rebasó en octubre de 2014, cuando se colocaba en su cota más alta desde noviembre de 2002. Mientras que en mayo de 2008 se rebasó el 5%, hasta el máximo histórico de 5,3% alcanzado en julio de ese mismo año.
La importancia de analizar el mercado hipotecario y la subida del euríbor en base a su contexto histórico es lo que pone de relieve Jordi Martínez, coordinador del programa de Educación Financiera de EFPA España. Según Martínez, lo que consideramos alto o bajo debe ponerse en perspectiva. “La media del euríbor se ve condicionada por estos años de anomalía, en los que los tipos de interés han sido negativos. Seguramente, si hace 20 años, cuando salió el Euribor, nos dicen que en 2022 estarán al 3% nos hubiera parecido normal”, explicaba Martínez en una entrevista para TV3.
Hasta las previsiones más optimistas vaticinan que el índice alcanzará el 3% ratificando el cambio de tendencia. Un escenario en el que el asesoramiento financiero personal -en base no solo a las previsiones, que pueden ser más o menos acertadas, sino a la situación personal del futuro hipotecado- se conjura como la mejor herramienta. “Si tienes unos ahorros y te puedes permitir en algunos momentos pagar más cuota o amortizar, mejor variable, porque el tipo inicial será más bajo. Si, por el contrario, la prioridad es saber exactamente qué se pagará y eliminar sustos, mejor la fija”, añadía.
¿La recuperación ‘para cuándo’?
Para navegar por el futuro del mercado hipotecario a medio y largo plazo, Jesús López Calvo, comparte en el Aula Virtual de EFPA España algunas impresiones sobre la acentuada subida del Euribor. También sobre la relación que existe entre los tipos de interés, el PIB y el mercado hipotecario en España o el papel que juega la guerra de Ucrania en el tablero inmobiliario. La premisa: el periodo de estancamiento será corto y la recuperación se reactivará a partir de los primeros trimestres de 2023. Para ello, se basa en las diferencias que surgen al comparar este periodo de subidas con otros ‘similares’. Como la existencia de un mayor nivel de ahorro acumulado durante el periodo de confinamiento, que sigue siendo muy elevado, lo que permite suavizar el incremento del gasto.
¿Más diferencias? Según datos de Idealista, los precios actuales en España aún son un 11% inferiores a 2007, Mientras que la Renta Bruta Disponible de los Hogares se ha incrementado un 15% desde entonces. La tasa de esfuerzo hipotecario, por otra parte, está en el 35% respecto al 50% que se alcanzó en 2007. Estas cifras nos indican que, a pesar de volver a barreras psicológicas por las que muchas familias y empresas transitaron con serias dificultades, no existe burbuja.
Mejor punto de partida
“Las familias y empresas están menos endeudadas que en otros periodos o ciclos de subidas”, comparte López Calvo, para añadir: “Las condiciones de financiación son más favorables que entonces, ya que se parte de tipos históricamente reducidos”. Por otra parte, “no se espera que el debilitamiento en el avance del PIB tenga un impacto importante en el empleo, mientras que los salarios continuarán aumentando, aunque a un ritmo menor que la inflación”.
Su conclusión es que, a pesar de las incertidumbres que plantea 2023, la desaceleración del crecimiento económico y la inflación, “no habrá debacle en el mercado inmobiliario”. Del 2003 al 2008 “se hicieron mal los deberes porque familias y empresas estaban sobre endeudadas”. “Lo que habrá será una suave ralentización”, concluye López en una conferencia ya accesible para todos los asociados de EFPA España.