Fernando Zunzunegui ha participado en el tercer número de la revista Asesores Financieros EFPA con comentarios y opiniones en el tema principal de actualidad: Asesores y Regulación. ¿Lastre o garantía? Te dejamos la entrevista completa, que mantuvimos con el experto en regulación.
La crisis financiera de 2008 hizo que muchos demandarán una regulación que falló en aquellos momentos. ¿Asume el sector financiero el papel de la regulación para su propia protección y la de su clientela?
La crisis financiera de 2008 es consecuencia de la falta de control de las autoridades, es decir, no es un problema de regulación sino de disciplina. De hecho, las autoridades financieras han intensificado la regulación, pero manteniendo sus principios básicos. El sector es consciente de la necesidad de regular para garantizar la seguridad jurídica y la leal concurrencia. Un ejemplo lo tenemos en el mercado hipotecario con una ley que fija la conducta de los intermediarios para proteger al hipotecado y ofrecer un puerto seguro a las entidades. Otro ejemplo lo tenemos en Fintech. La banca pide la extensión de la regulación para proteger al consumidor y garantizar una concurrencia leal.
Algunos responsables del sector financiero consideran que el proceso regulatorio del sistema financiera está cerca del límite y que habría que empezar a relajarlo. ¿Qué piensa de ello?
Hay una saturación normativa que eleva el coste del cumplimiento normativo. Es un sistema desbordado que no resulta eficiente para lograr seguridad jurídica y proteger al cliente. Es necesario simplificar la regulación financiera y la proporcionalidad. Las normas deben aplicarse con flexibilidad. Lo importante es que las normas cumplan su función en garantía del buen funcionamiento del mercado. Vamos hacia unas finanzas sostenibles con una regulación y supervisión participativa. Para regular bien necesitamos un diálogo permanente entre la industria y los reguladores que tenga en cuenta los intereses de los consumidores.
¿La regulación puede afectar a la competitividad de las entidades, ser una dificultad para la labor de los profesionales del asesoramiento financiero en la relación con sus clientes?
La regulación excesiva limita la competencia y es un obstáculo a la labor de los asesores. Deben existir normas de conducta claras y dejar al mercado que defina los modelos de negocio. Marquemos los límites y dejemos trabajar al asesor. La Comisión Europea está revisando MiFID II. Debería aprovecharse esta revisión para simplificar la regulación de los incentivos y clarificar la independencia del asesor. Hay que evitar que los controles administrativos entorpezcan la labor de asesor.
Los objetivos de las MIFIDs son mejorar la transparencia y la eficiencia de los mercados europeos financieros europeos, aumentar la competencia entre entidades y reforzar la protección del inversor. ¿En su opinión se han logrado cada uno de estos objetivos?
El sistema MiFID ha servido para profesionalizar el asesoramiento y la exigencia de formación certificada es un avance fundamental. Mediante la gobernanza de productos y la evaluación de la idoneidad se garantiza un asesoramiento adaptado a las necesidades de los clientes. Hay que simplificar el entramado normativo, para mejorar la eficiencia del sistema, es decir, no por multiplicar las normas se logra más transparencia. Lo relevante es adaptar la oferta a las necesidades de los clientes. Esa es la imprescindible labor del asesor.
¿Dónde se va a producir una regulación todavía mayor en el sector financiero?
Vivimos una transición hacía las finanzas abiertas impulsadas por los datos, en pocos años todas las finanzas se basarán en el manejo de datos a través de las nuevas tecnologías. La asignatura pendiente es extender la regulación a las finanzas tecnológicas. Se debe aprovechar esta extensión para logar una simplificación normativa. Hay que descartar normas obsoletas procedentes del mundo analógico. La aplicación de la tecnológica de datos a la supervisión financiera puede facilitar el cumplimiento normativo. El espacio de pruebas Sandbox pone en contacto a los supervisores con la industria para adaptar la normativa sin perjudicar la competitividad y la innovación. Es un laboratorio normativo que debemos aprovechar para dotar al sistema financiero de normas claras, fáciles de entender y de aplicar, que faciliten la labor de los asesores.